-A ti te regalaron un caballo, pero yo le pediré a papá un carro nuevo -me dice Rena mientras la ayudó a desempacar sus pertenencias
A veces siento que ay actud es de una niña de dos años sinceramente no me interesa lo que le obsequie mi padre o mi padrino a ella.
No le tengo envidia ni mucho menos celos.
Es la misma actud que tuvo cuando nos conocimos.
Sin embargo eso ocurrió hace demasiados años y ambas hemos crecido y supongo que ya debería acostumbrarse a mí presencia.
-No tenemos cinco años -reí -Si te regalan un carro me alegrara por ti, pero no creo que sea el momento, no estamos atravesando una situación
-Regina somos los Santoro el dinero nos sobra solo, es una mala racha. . Yo no estoy acostumbrada a la miseria cómo tú.
-¿Puedo saber que tanto hablaron con Cristóbal? - Le pregunté sería intentando cambiar de tema para no matarla.
A veces siento que está mujer no tiene absolutamente nada en la cabeza a excepción de aire.
Además no negaré que estoy algo molesto debido a las miraditas que intercambio con Cristóbal.
-Obviamente le hablaba bien de ti sé que te encanta. Yo nunca te haría ninguna maldad sabes que te quiero aunque seas la bastarda.
-Hace mucho no me llamaban asi sabes que no me gusta
-Es lo que eres Regina producto de una infidelidad en cambio yo soy la hija legítima y sabes que el día que papá falte todo será mío.
-A mí no me interesa el dinero es más muy pronto me iré de acá.
-Lo que deberías hacer es ponerte las pilas con Cristóbal, solo alguien tan aburrido como él se fijaría en una aburrida como tú.
Durante la cena no charle mucho solo me dediqué a escuchar las conversaciones de los demás y las quejas de Brenda sobre la irresponsabilidad de Miguel Ángel quién descuida los negocios por salir de fiesta o con mujeres, hasa cualquier co ba tra
Incluso falto a está cena por lo cual se disculpo su padre.
También charlaron de negocios y de una fiesta que organizarán este fin de semana para darnos la bienvenida porque somos una de las familiares más importantes y básicamente de frivolidades.
***
Me deserté muy temprano luego de ducharme y colocarme un jean y una camisa color roja, me dirigí al establo a buscar a princesa para montar por la propiedad.
Uno de los empleados me hizo el favor de ensillarla, fui interrumpida cuando alguien me abrazo de atras, reconozco su aroma es Cristóbal.
-Al fin te acuerdas que existo
El ríe -Perdón se que estaba raro anoche, pero de verdad me encanta verte tienes una idea cuanto te quiero y cuanto esperes para volver a verte, Regi.
-Nunca me ha dejado ganar sé montar mejor que tú.
-Es lo que te dejaba creer, ni siquiera te sabes subir al caballo-El rápidamente me carga entre sus brazos haciéndome reír
-Ya bájame bien montare contigo
-sabía que dirías que sí
-¿Ah si muy seguro? - Le pregunte entre risas
-Nunca me dices que no, pequeña
Espere a que Cristóbal prepare su caballo y nos dirigimos al campo, el subió primero y yo estaba a punto de subir a mí yegua cuando un caballo como loco se acercó a mí.
Creí que me patearía, incluso me hizo caer, pero se detuvo en frente de mí, no pude evitar gritar del susto.
De inmediato escuché una carcajada y entendí quién es el jinete, el hombre que más odio en el mundo.
-¡Estas loco casi la matas! -le reclama Cristóbal mientras me ayuda a parar
-Si lo quisiera ya lo hubiera hecho- Responde entre risas
Yo creo que Miguel Ángel Alcaraz no se disculparia ni aunque su vida dependiera de ello.
-¡No te disculpes! - Exclame molesta al observar su maldita sonrisa burlona
-Tú te atravesaste en el camino de diablo, es solo tu culpa de nadie más.
-Eres igual de imbécil que siempre por lo visto.
-y tú igual de llorona -me dice en cuanto se baja del caballo
Notó la diferencia entre ellos, Miguel Ángel tiene el cabello castaño oscuro y los ojos azul oscuro, tiene cierto parecido con Cristóbal en su rostro pero de cuerpo es complemente diferente.
Diablo toda la vida me ha dado miedo es uno de los caballos más salvajes, solo se deja montar por Miguel Ángel.
Es un pura sangre color marrón oscuro, mí padrino se lo regalo desde que es pequeño cuando el comenzó a montar a los trece años, es lo que me ha contado Cris.
A Cris no le encanta montar como a mí, él mismo me ha dicho que no es un deporte que llame su atención, sabe hacerlo porque en la hacienda es la única forma de movese de hacienda en hacienda pero no le apasiona como a su hermano.
Salí de mis pensamientos cuando alguien agarró mi brazo.
-Veo que te sigue encantando montar- Comenta él
Quiero salir corriendo internamente, pero no modificar hacerlo solamente me quedo quieta como una torpe estatua.
Todavía puedo ver la maldad en su mirada, sus ojos son oscuros cómo su alma.
-No me dices nada muñeca, sigues teniendo esa carita tiernita que me encanta.
-Solo vete -le ruego entre lágrimas
El simplemente ríe, yo sé que disfrutá mi sufrimiento y mí terror.
—Nunca me alejaría de ti, ya nos separaron mucho tiempo, pero ya estás acá y no te volverás a ir, Regina.
Se intenta acercar a mí, pero yo me alejo como puedo.
¡Por favor que se aleje!
¡Por favor!
Durante los últimos años temí que llegara este momento.Volver a verlo y no tener el valor para enfrentarlo, no quiero que me vuelva a lastimar, no lo soportaría otra vez.
-No te acerques o te juro que te mato
-Por qué tan arisca?
¿Ya no soy tú tío favorito?.- Pregunta entre risas- Muy pronto jugaremos Regina, no olvidó lo suculento que fue tu cuerpecito de niña y recuerda que tenemos algo pendiente -Él simplemente se marcha
Me dejé caer en el suelo y deje caer todas mis lágrimas.

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