Miguel Ángel
No puedo perder la oportunidad de burlarme de Regina, Cristóbal me acaba de contar que le confesó que ama a otra, ni siquiera a mí me ha dicho el nombre de la otra mujer.
Solo se que no es Regina, no puede decir que no se lo advertí. Aunque el la amara yo haría todo para separarlos nunca permitiría que mi hermano esté con la bastarda, el se merece a la mejor mujer del mundo y ninguna de las hermanas Santoro lo es.
Renata es una ambiciosa y clasista sin mencionar que es una fácil, no la puedo juzgar porque a mí también me encanta divertirme sin atarme. Debo admitir que ella es muy guapa y posiblemente me la lleve a la cama muy pronto, desde que somos niños la he deseado.
Y Regina es la bastarda, la horrible desde siempre la he odiado, no se que tiene pero no soporto verla y mucho menos con mí hermano. No soportaría que salga con el y tener que verla todos los días, lo mejor que me pudo ocurrir es que se largue pero para mí mala suerte tuvo que regresar.
Salí de mis pensamientos cuando Renata se acercó a mí, no puedo creer que justo en este momento cuando debo salir llego. Ahora tardaré horas en lograr que se vaya pero no es tan malo, estoy solo en casa y sería un pecado no aprovecharme .
—¡Qué sorpresa!
—Por esa cara parece que no te da gusto verme
—Nada que ver siempre me encanta verte
Junte mis labios a los suyos besándola efusivamente, ella me siguió el beso intensamente. En segundos me empujó hacía el sofá y se colocó arriba mío, llevo su mano a mí entrepierna en la cual se nota que mí miembro ya está erecto.
—Espera nena aquí podrían vernos—la detuve cuando comenzó a desabrochar mí Jean.
La lleve hacía el despacho el cual está vacío, rápidamente la empuje al suelo y me coloqué arriba de ella atacando su cuello y destrozando su blusa.
Noté que no tiene brasier y comencé a atacar sus pechos luego me aparte un poco para desabotonar mí camisa y desabrochar mí Jean, luego me coloqué el condón rápidamente.
Mientras lo hacía ella bajo su falda, note que no tiene bragas.
Definitivamente ella sabía a que venía
Volví a colocarme arriba de ella y atacar sus labios en pocos segundos entre en ella y comencé con movimientos rápidos, cuando ella cruzó sus piernas alrededor de mí cadera la embestí más profundamente.
Debí llevar mis manos a sus labios para callar sus gemidos mientras aumentó la velocidad hasta agotarme.
Cuando acabamos ella intento abrazarme pero la esquive y me paré tirando el acomodando .Estuvo bien pero he tenido mejores, definitivamente estaba tonto de pequeño de verdad estaba obsesionado con Renata.
Mis hormonas se enloquecían porque todavía no había follado pero ahora es diferente.
—Amor cuando le diremos a nuestras familias
—¿Decirles qué?
—Qué somos novios
No pude evitar reír lo cual la hizo enfadar
—A ver Renata preciosa yo no tengo novias.
—¡Crees que me acuesto con todos!
No puedo creer que me hayas mentido
—Yo nunca te mentí, no hagas dramas. Renata podemos seguir divirtiéndonos sin necesidad de títulos tontos además ¿Para que quieres algo formal? conoces al aburrido de mí padre y el tuyo , solo nos vigilarían.
Fuimos interrumpidos cuando alguien entro al despacho ese alguien es Reinaldo, el ha trabajado conmigo desde hace años básicamente mi asistente y mano derecha.
Tendrá unos treinta y cinco años o cuarenta años, cabello oscuro, ojos color café y tez morena.
Lo conocí en una pelea callejera, el prácticamente me salvo la vida. El necesitaba otra oportunidad para salir de la vida que tenía y yo se la ofrecí, obviamente nadie conoce su pasado solo yo.
—Lo siento ,señor, simplemente quiero recordarle que tenemos un asunto pendiente.
—Claro retírate
El simplemente se marcha, yo reí al ver el rostro de Renata.
—Es una tumba termina de vestirme
—Bien
***
En este momento estoy charlando con mí padre en el despacho o más bien el y Cristóbal me están regañando, el se cree el mayor. Definitivamente cuando se pone en ese plan es insoportable, se cree perfecto el señor.
—¡Puedes al menos mirarme! —Me exige mí padre mientras me quita el celular
—Llego tarde a una cita, es una morena con unos pechos…
El me fulmina con la mirada —Es enserio Miguel Ángel, no tienes rumbo. Primero probaste con medicina luego la dejaste, luego con derecho y finalmente arquitectura.
Reí —Es que soy indeciso voy bien en arquitectura verdad
—No le prestas atención a la empresa o dime asististe a la última reunión con los inversionistas
—Confundí los horarios
—Siempre haces eso, sabes hermanito follarse a la que se te cruce no te servirá de nada en la vida.
—Pareces gay Cristóbal y a ti sentirte tan perfecto no te servirá de nada
—No me creo perfecto
—Claro que sí
—¡Es suficiente! Es simple Miguel Ángel le prestas la atención que necesita a la empresa o te quedas sin nada.
—No te creas tan importante simplemente te abro los ojos deberías agradecerme
—Nunca te agradecería sabes si tú no me odias yo si te odio como al estúpido de tu hermano y a la estúpida de mí hermana y a mí familia pero ya no tendré que soportarlos. Seremos felices todos porque no volverán a verme.
La detuve del brazo antes de que suba a su caballo
—¿Que quieres decir con eso?
—Lo que escuchaste
Ella simplemente sube en su caballo y se marcha a toda velocidad.
Definitivamente llego al límite nunca había insultado a toda su familia y mucho menos a Cristóbal definitivamente está muy herida.
Me quede reflexionando unos segundos, tal vez me pase.
No siento culpa simplemente reconozco que no era el momento para decir lo que dije pero se lo merece, ella no es tan santa como parece.
Me sorprendí cuando note que princesa regreso sola sin Regina, eso solo significa una cosa. De inmediato me deje guiar por ella para encontrarla.
En menos de cinco minutos encontré a Regina tirada en el suelo, baje y me acerqué a ella.
No pude evitar reír al verla cubierta de tierra y quejándose
—¿Te caíste?
—¡Tú que crees, estúpido!
Ella intenta pararse pero no deja de quejarse, me acerqué a ella y rodee mí brazo en su hombro pero ella me empujó.
—¡No me toques!
—Te quedarás en el suelo hasta que aprendas a volar
—Prefiero arrastrarme a que tu me ayudes.
Reí fuerte —Como quieras
—Solo llama a alguien
—No soy tú mensajero, cariño.
—Es lo menos que puedes hacer me caí por tu culpa
—Si eres torpe no es mí culpa
Fingí que me subí al caballo pero no lo hice y me acerqué a ella y rodee uno de mis brazos alrededor de su cuello y otro en sus piernas alzándola. Rápidamente la subí a su yegua para luego subirme yo, Diablo nos siguió, lo entrene hace años.

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