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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 358

—Por supuesto que está buenísimo, te dije que este lugar es una joya oculta entre los comederos callejeros —comentó Úrsula, relamiéndose los labios.

Israel, fingiendo desinterés, preguntó:

—Oye, Úrsula, ¿has traído a alguien más aquí antes?

—Sí, claro que sí.

De repente, el sabor del platillo picante que tenía en la boca ya no le pareció tan bueno a Israel.

—¿A quiénes has traído? —insistió, intentando sonar casual.

En su mente, no podía evitar pensar en el desconocido de la noche anterior.

—A Domi —respondió Úrsula encogiéndose de hombros—. Domi y yo somos fanáticos de la comida de este lugar.

Así que, aparte de Dominika Galván, él era el primer hombre al que Úrsula traía a probar estos platos.

La revelación hizo que Israel sintiera que el platillo volvía a estar delicioso en su boca, como si de pronto descubriera un tesoro.

—¡Este es el mejor platillo que he probado en mi vida! —pensó mientras saboreaba cada bocado.

Israel entrecerró los ojos, con una chispa traviesa en la mirada.

—Oye, Úrsula, escuché por ahí que ya tienes novio, ¿es cierto?

Mientras soltaba la pregunta, Israel no podía evitar sentirse nervioso, expectante por la respuesta.

—¿Novio? Para nada, ¿quién anda inventando eso? —Úrsula tomó un poco de agua—. Ahora mismo estoy a mil con tantas cosas, ni tiempo tengo para andar de novia.

¡Eso era justo lo que Israel quería oír! Así que aquel tipo de la otra noche no era su novio.

De pronto, hasta el aire le pareció más fresco y ligero. ¡Este sí era un gran día!

Israel tomó una patita de pollo y, disimulando, añadió:

—Seguro escuché mal, entonces.

...

Villa Regia.

Después de varios días, el perfil de Tiktok de Alejandra Garza había explotado. Había ganado quince millones de seguidores nuevos.

Alejandra le pasó el celular a su madre, Luna Solano, con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Mamá, mira qué rápido subieron mis seguidores!

Había batido el récord de crecimiento en Tiktok: quince millones en solo tres días.

Luna estaba igual de emocionada.

—¡Ale, eres increíble! ¡Con solo una foto de tu espalda lograste atraer millones de seguidores! Mi hija es la mejor, no importa a qué te dediques, siempre llegas a la cima.

...

Mientras tanto, en Inglaterra.

En la planta baja de un castillo famoso, un anciano de cabello blanco practicaba caligrafía sentado frente a un escritorio antiguo.

Una asistente de origen chino bajó corriendo con el celular en la mano.

—Kari es muy reservada. Nunca muestra su cara en los videos. Además, no le interesa hacerse famosa solo por su aspecto; es una persona sencilla, como una flor discreta.

Al escuchar eso, Renato asintió con una sonrisa.

—Eso encaja perfecto con la personalidad de mi salvadora. Aquella vez también se fue sin decir su nombre ni pedir nada a cambio.

...

En ese mismo instante.

Habitación de hospital en Villa Regia.

Un grito agudo salió de la boca de Alejandra.

—¡Ah!

Luna se alarmó.

—¿Qué pasa, Ale?

Alejandra temblaba de la emoción, el celular a punto de caérsele de las manos.

—¡Mamá, mira! ¡El señor Estévez me siguió y me mandó un mensaje privado llamándome “pequeña salvadora”!

¿Quién era Renato Estévez? Nada menos que una leyenda en el mundo de la caligrafía, alguien cuyos escritos valían miles de pesos.

Y ahora, ese mismo maestro no solo la seguía, sino que la llamaba su salvadora.

Alejandra no cabía en sí de la emoción.

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