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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 504

No podía permitir que Carina, después de todo lo que había hecho, se saliera con la suya y siguiera siendo la heredera de los Aguilera como si nada.

Imposible.

Santino era un hombre que devolvía los favores, pero también las ofensas.

Después de darle todas las instrucciones a su asistente, se giró hacia Úrsula.

—Úrsula, gracias. Si no hubieras descubierto todo esto a tiempo, ¡quién sabe hasta cuándo me habría seguido engañando Carina!

Ahora que lo pensaba, cada momento que había pasado con Carina le resultaba repugnante, asfixiante. Lo que más le costaba aceptar era que estuvo a punto de casarse con alguien como ella.

¡Era aterrador! Más que una película de terror.

—Santino, somos hermanos. ¿Cuántas veces más me vas a dar las gracias? —dijo Úrsula, y añadió—: Pero hay algo que quiero decirte.

—Dime, Úrsula.

Ella también se giró para mirarlo y habló con calma.

—Está bien ser agradecido, pero hay formas de demostrarlo. No puedes perder tus principios y tu dignidad solo para pagar una deuda de gratitud.

»¿Te has puesto a pensar qué habría pasado si Carina hubiera sido de verdad quien te salvó? ¿Habrías permitido que te controlara toda la vida?

»La verdadera gratitud no consiste en ceder ciegamente ante la otra persona, sino en estar ahí para tenderle la mano cuando tropiece. Se trata de una ayuda mutua y desinteresada.

Cuando Úrsula vio en el celular de Carina la foto de Santino arrodillado, sintió un nudo en el estómago. Nunca imaginó que su hermano, siempre tan alegre y optimista, pudiera llegar a tal extremo por una supuesta salvadora.

Al escucharla, Santino se quedó pensativo.

Úrsula tenía toda la razón. Sus palabras lo hicieron reflexionar.

Ayuda mutua y desinteresada.

Hasta ese momento, Santino no había comprendido el verdadero significado de la gratitud.

Levantó la vista hacia Úrsula y le sonrió.

—Úrsula, no te preocupes. No volveré a actuar así.

—Bien —asintió ella.

...

Poco después de que Carina y Gloria regresaran a la habitación del hotel, sonó el timbre.

Una sonrisa de suficiencia se dibujó en el rostro de Carina.

—Seguro es Santino, que viene a rogarme. Gloria, ve a abrir.

Diez minutos. Santino había llegado mucho antes de lo que ella esperaba.

Gloria también se emocionó; no esperaba que volviera tan pronto.

—Claro, ahora mismo voy.

Justo cuando Gloria iba a abrir la puerta, Carina la detuvo.

Capítulo 504 1

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