—¡Pregúntale, rápido!
Josefina sacó su celular y empezó a llamar. Al colgar, su expresión no era nada buena.
—Miguel, mi amigo dice que la situación de la tía es muy complicada. Nos recomienda buscar un abogado.
...
En Villa Regia, Marcela también se enteró de lo de Fiona al instante.
—Úrsula, mi niña —dijo la anciana, mirando a su nieta—, ¿entonces Fiona de verdad tuvo que ver con lo que pasó?
—No solo Fiona —respondió Úrsula—. Abuela, tienes que prepararte mentalmente.
Al oír eso, el corazón de Marcela dio un vuelco. Aunque Úrsula no lo dijo con todas sus letras, sabía a qué se refería.
—No puede ser, mi niña —dijo Marcela, tomando un sorbo de té—. ¡Tu tía no puede tener nada que ver con eso!
Era su propia hija. Además, la relación entre Luna y Álvaro era tan buena… ¿cómo podría hacerle daño a su propio hermano y a su familia?
«¡Virgen Santísima, por favor!», rezó en silencio. «Que mi hijo despierte pronto. Solo él puede demostrar la inocencia de su hermana.»
...
Mientras tanto, Luna estaba sentada en el sofá viendo la televisión cuando su celular sonó.
Ring, ring, ring.
—Diga —contestó, de muy buen humor.
Pero al escuchar la voz al otro lado, su rostro cambió por completo.
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