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La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 92

Al ver a Fabián, Úrsula salió corriendo hacia él con una sonrisa radiante.

—¡Abuelo!

¿Abuelo?

En ese momento, Tomás se quedó pasmado.

¿Úrsula le acaba de decir abuelo a Fabián?

¿A Fabián?

Recordó cómo apenas hacía unos minutos se había burlado de Fabián, incluso se atrevió a decir que se comería un tamal podrido si Úrsula lograba entrar a la Escuela Montecarlo. Ahora, la cara de Tomás se tornó de todos los colores, rojo de pena, verde de vergüenza. Quería que la tierra se lo tragara.

¡Qué papelón!

Tanto Facundo como el director Sánchez quedaron igual de sorprendidos.

Jamás se imaginaron que ese señor que limpiaba los pasillos tuviera una nieta tan brillante.

Setecientos diez puntos.

Si eso hubiera sido en el examen de ingreso universitario, seguro quedaba como la mejor del municipio.

Fabián todavía no terminaba de asimilar la noticia y miró a su nieta.

—Úrsula, ¿a dónde vas tan de prisa?

Antes de que Úrsula pudiera contestar, Facundo se adelantó y, muy entusiasta, le tomó la mano a Fabián.

—Señor Méndez, de verdad, mil disculpas por no haberlo reconocido antes. Soy Facundo, el director de la Escuela Montecarlo. Venimos a buscar a su nieta para darle una gran noticia.

—De verdad, señor, hizo un excelente trabajo criando a Úrsula; su nieta tiene un futuro increíble por delante.

El director Sánchez, no queriendo quedarse atrás, agarró la otra mano de Fabián.

—Fabián, mucho gusto. Soy Ramón Sánchez, el coordinador de la Escuela Montecarlo. Lo que dijo nuestro director es cierto: usted tiene una nieta maravillosa. Ya verá cuánto orgullo le va a dar, prepárese para disfrutar la vida.

—Gracias, muchas gracias —Fabián sonreía con una emoción que le llenaba el pecho, sintiendo que la vida por fin le sonreía—. ¿Entonces, mi Úrsula sí entró en la Escuela Montecarlo?

—Claro que sí, muchas felicidades. Úrsula no solo fue aceptada, sino que obtuvo el primer lugar.

Para exigir más a los aspirantes, el examen de ingreso para alumnos nuevos era mucho más difícil que el examen final regular de la escuela. En los últimos tres años, nadie había superado los setecientos diez puntos en ese examen.

¡Úrsula se había llevado el primer lugar, dejando a todos con la boca abierta!

Eso le dio a la Escuela Montecarlo la esperanza de que el próximo año podrían competir por el mejor promedio del estado.

—¿Primer lugar? ¿Mi Úrsula es la número uno? ¿De verdad mi Úrsula sacó el primer lugar? —Fabián preguntó dos veces, sin poder creerlo, como si estuviera soñando.

Facundo asintió.

—Así es, su nieta fue la número uno.

Al escuchar esto, Fabián casi se le salen las lágrimas de la alegría. Miró a sus compañeros de trabajo y alzó la voz.

Capítulo 92 1

Capítulo 92 2

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