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La Danza del Despertar romance Capítulo 63

—Sí, sí, mi Rosi es la más guapa de todas.

—Rai, ¿seguimos con lo que dejamos pendiente hace rato…?

...

Al salir del edificio de Grupo Ávalos, Vanesa respiró hondo, llenando sus pulmones de aire fresco.

Sentía como si hasta el ambiente hubiera cambiado, como si todo se volviera más ligero y hasta el viento tuviera otro sabor.

Pasado mañana sería quince, el día en que regresaría a Puerto San Sebastián.

Solo de pensarlo, su mente inevitablemente se fue hacia Jaime.

Llevaba días sin hablar con él. Ni un mensaje, ni una llamada. Nada.

Pero pasado mañana, ella tendría que subirse al avión privado de Jaime para regresar juntos a Puerto San Sebastián.

No quería acercarse demasiado a Jaime, pero ya lo habían acordado antes; si ahora se echaba para atrás de repente, sería más que raro, hasta grosero.

Intentó convencerse de que no era para tanto. Al fin y al cabo, aunque no existiera lo del matrimonio arreglado, la familia Galindo y la familia Morán tendrían que trabajar juntos en muchos negocios a partir de ahora. Justo coincidía que Jaime también regresaba ese día a Puerto San Sebastián, así que aprovechar el viaje era lo más lógico.

Desde el principio, su razonamiento había sido ese.

Pero ahora, algo dentro de ella había cambiado, aunque no supiera ponerle nombre a esa sensación.

No podía decir exactamente qué era, solo notaba que su corazón ya no respondía igual.

El timbre de su celular la sacó de golpe de sus pensamientos.

Era una llamada del director Ferrer.

—Señor Ferrer —contestó, recuperando la compostura.

—Vane, ¿ya renunciaste, verdad? —La voz alegre del director Ferrer sonó al otro lado de la línea.

—Sí, ya terminé con todo —respondió Vanesa con alivio, sintiendo que por fin se quitaba un peso de encima.

—¡Eso es lo mejor que pudiste hacer! —El director Ferrer casi aplaudía de la emoción—. Dime, ¿cómo es posible que la hija de la familia Galindo termine trabajando de secretaria para otros? ¡Y encima para ese muchacho...! Bueno, ya, ya, mejor ni mencionarlo, eso ya pasó. Justo hoy tengo una reunión con amigos, ¿quieres venir? Así celebramos que por fin te liberaste de ese lío.

Vanesa lo pensó un momento y, con una sonrisa, aceptó:

—Está bien, me apunto.

Estaba de buen humor, y salir a distraerse no le caería nada mal. Además, si el señor Ferrer la invitaba, seguro era una reunión tranquila y sin problemas.

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