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La Desaparición de la Esposa Hacker romance Capítulo 18

—¿Cómo que vas a seguir aguantando después de lo que te hizo? ¿En serio piensas quedarte callada y dejar que las cosas sigan igual?

—¡Bego! Cuando un tipo es infiel, es una vez o mil, nunca solo una. ¡Abre los ojos!

—¡No seas ingenua!

Begoña se limpió las lágrimas del rostro. —Gracias por estar de mi lado, Marga.

—¡Ay, manita, eres mi mejor amiga! —dijo Margarita, acariciándole el cabello con ternura y apartando unos mechones que se le pegaban a la mejilla—. ¿Qué vas a hacer? ¿Quieres que te ayude en algo?

Aunque Margarita conocía a Mariano desde hace más tiempo y su relación con él era bastante cercana, siempre había sido más atenta con Begoña, más leal, más amiga.

Begoña sabía bien cómo era Mariano. Si él llegaba a descubrir que Margarita estaba al tanto de sus planes de irse, seguro la metería en problemas. No podía arriesgar a su mejor amiga de esa manera.

Negó con la cabeza, decidida. —Puedo manejarlo sola.

—Voy a divorciarme de él, dejarlo y desaparecer a un lugar donde nunca pueda encontrarme.

—¿Un lugar donde jamás te encuentre? —Margarita se sorprendió, mirándola muy seria.

—Ya lo verás cuando llegue el momento. Por ahora necesito que me guardes el secreto.

—Me iré muy pronto.

Margarita aceptó, aunque no pudo ocultar la tristeza en su voz. —¿Eso significa que ni siquiera yo podré verte?

—No, claro que no. Yo te buscaré, te lo prometo.

Desde que sus padres se separaron y ella se fue a vivir con su madre, perdiendo el contacto con sus antiguas amistades, Margarita había sido la primera amiga de verdad que encontró. No quería perderla.

El alivio de Margarita fue evidente, aunque enseguida le cambió la expresión y explotó, haciendo un puchero. —La verdad, nunca me ha gustado Rosario, ni de lejos te llega. ¿Mariano se quedó ciego o qué?

Begoña forzó una sonrisa amarga y movió la cabeza.

Por más vueltas que le diera, ya nada iba a cambiar lo que había pasado. Pero las palabras de Rosario volvían a su mente, punzantes, burlonas.

¿A quién no le gusta lo nuevo, lo joven, lo vibrante?

Agustín cayó en eso, y seguro Mariano también.

...

Después de comer, salieron del restaurante.

Justo afuera, un Ferrari rojo reluciente se detuvo frente a ellas. Mariano bajó del carro con aire de galán y, sin perder su sonrisa, le tendió las llaves a Begoña.

Capítulo 18 1

Capítulo 18 2

Capítulo 18 3

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