La Doctora que Destruyó su Imperio romance Capítulo 16

Esas ancianas nunca habían visto con buenos ojos que ella viniera del campo.

Si llegaba a saberse que había robado el ajuar de la nuera y que encima la nuera llamó a la policía, entonces sí que no podría levantar la cabeza jamás.

En cuanto Brenda le arrebató el celular para marcar, Carolina no tuvo más remedio que ceder.

—¡Toma, te lo devuelvo todo! Mi hijo ahora es director de una gran empresa, ¿tú crees que yo, una mujer mayor, todavía me ando fijando en ese ajuar tuyo?

—Solo pensé que era una lástima que nunca te lo pongas. Si lo quieres de vuelta, te lo regreso completo.

Enseguida, Carolina fue a su cuarto y sacó algunas joyas.

Pero el brazalete de jade imperial, que valía una fortuna, no estaba.

Brenda no se anduvo con rodeos:

—Esto no es todo, ¿verdad?

La anciana apretó la mandíbula, regresó a la habitación y trajo unas piezas más.

Brenda lanzó una risa desdeñosa:

—Todavía falta.

De mala gana, la anciana volvió a entrar y, con manos temblorosas, trajo unas joyas extra.

Brenda enumeró con calma:

—En mi joyero había doce piezas entre grandes y pequeñas. Aquí solo hay siete. Faltan cinco: un anillo de diamante amarillo en forma de girasol, un collar con zafiro de Cachemira, un anillo y un brazalete de jade imperial, y un collar de perlas naturales.

La cara de la anciana se puso tan negra como el fondo de una olla quemada.

Jamás pensó que Brenda recordara cada joya al detalle.

Viendo que no tenía manera de ocultarlas, no tuvo más remedio que volver al cuarto. De paso, jaló a Dolores para que la acompañara.

Cuando regresaron, la anciana tenía el anillo y el brazalete de jade en las manos; las demás joyas estaban con Dolores.

Al parecer, la anciana ya le había regalado algunas piezas a Dolores.

Dolores sostenía las joyas con evidente pesar.

El collar de perlas que traía era grande, redondo y brillante; saltaba a la vista que era de lo mejor.

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