La Esposa que Quemó su Pasado romance Capítulo 3

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Junto a los papeles del acuerdo de divorcio, había otro documento.

Nerea había contratado a un investigador privado para averiguar todo sobre esa tal Almudena.-

Veintitrés años, egresada de una escuela técnica en enfermería, nacida en un municipio de las afueras. Sus padres trabajaban en Ciudad Halcón haciendo oficios temporales y, en casa, tenía un hermano menor que solo sabía meterse en problemas y perder el dinero en apuestas.

Cuando Nerea empezó a sospechar de la relación entre Tobías y esa chica, no lograba entender qué veía en ella. Ni su aspecto, ni su figura, ni sus estudios, ni su familia destacaban en nada. ¿Por qué una chica así había conseguido atraer tanto a Tobías?

¿Sería solo por esas manos blancas y finas que tenía?

¿O acaso, después de quince años juntos, Tobías simplemente se había cansado?

Tobías regresó a casa y encontró a Nerea sentada en el mismo lugar de siempre, como si jamás hubiera bajado al garaje ni descubierto su secreto.

Él aún tenía una ligera sonrisa en los labios, y la calidez en su mirada no se había desvanecido. Guardó el celular en el bolsillo interno de su saco y, con un tono algo apenado, murmuró:

—Nere, tengo que salir un momento.

Justo entonces, la señora Natalia, la empleada del hogar, apareció con una olla de sopa caliente y preguntó, con cierta duda:

—¿Señor, va a salir tan tarde? ¿Es por trabajo?

Tobías apenas asintió, bajando la voz:

—Alguien muy importante me invitó a cenar.

...

Tobías tomó las llaves y se fue en su carro sin perder tiempo.

Natalia se acercó y comentó:

—Señora, tómese la sopa para que no le haga daño el sereno. El señor me pidió que se la sirviera.

Nerea la recibió, aunque apenas la miró:

—Está demasiado caliente, la dejo enfriar y en un rato la tomo. Ya es tarde, anda, ve a descansar.

—Señora, por favor no se le olvide tomársela.

—Ya lo sé.

Natalia se quitó el delantal y salió silenciosa de la casa.

Nerea, en cuanto se aseguró de estar sola, fue directo al baño y tiró la sopa en el excusado. Luego se puso unas gafas oscuras y un cubrebocas antes de salir.

En la calle, levantó la mano para detener un taxi.