La Heredera del Poder romance Capítulo 1141

De repente, la voz de Gabriela resonó, "¿De qué te ríes?"

"De nada," Sebastián se puso serio y guardó su móvil, sentándose derecho.

Gabriela entrecerró los ojos y preguntó. "¿Seguro que no es nada?"

Sebastián, por costumbre, giró su rosario entre los dedos y dijo, "Seguro, no es nada."

Gabriela bajó la mirada y se abrochó cuidadosamente el cinturón de seguridad.

Fue entonces cuando Sebastián se inclinó hacia ella y le dijo, "Todos preguntan cuándo te decidirás a darme una posición oficial."

Estaban muy cerca el uno del otro, respirando el aire del otro.

Gabriela de repente se sintió nerviosa, su corazón latía más rápido.

Sebastián, con sus labios apenas separados, pronunció cada palabra claramente: "Jefa, ¿cuándo me darás una posición oficial?"

Con cada palabra, se inclinaba un poco más hacia adelante,

más y más cerca,

hasta que sus narices casi se tocaban.

"Jefa, respóndeme, ¿cuándo me darás una posición oficial? ¿Eh?"

Gabriela extendió su mano alrededor del cuello de Sebastián y selló sus palabras con un beso en sus labios.

Todo quedó dicho sin palabras.

Sebastián primero se quedó inmóvil por dos segundos, luego reaccionó rápidamente, su atractiva nuez de Adán se movía hacia arriba y hacia abajo, y en un instante tomó la iniciativa.

Diez minutos después,

Gabriela apartó sus labios de los de Sebastián, apoyando su mentón en el hombro de él, con la respiración agitada.

Sebastián también respiraba con dificultad, frunciendo ligeramente el ceño.

Normalmente, podía levantar una pesa de 300 libras sin siquiera jadear.

Sin embargo, el acto del beso solo duró diez minutos.

Parecía que necesitaba intensificar su entrenamiento. Solo había sido un beso y ya estaba jadeando de esa manera. Si se tratara de algo más exigente, ¿cómo acabaría?

Con ese pensamiento, Sebastián entrecerró los ojos.

Parecía que, por el bien de una vida futura armoniosa y feliz, necesitaba intensificar su entrenamiento.

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