La Heredera del Poder romance Capítulo 1155

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Si la abuela Zesati anteriormente había amenazado con cortar la relación con Marta solo para asustarla, esa vez, hablaba en serio. Muy en serio.

Marta había cometido muchos errores, y si no se retractaba a tiempo, toda la familia Zesati podría verse perjudicada por sus acciones.

Marta, quien estaba al otro lado del teléfono, quedó perpleja. Podía escuchar la seriedad en el tono de la abuela Zesati.

"Abuela, ya tengo un hijo de Moisés. El médico dice que soy una madre de edad avanzada y que abortar sería arriesgado para mi vida. ¿De verdad quiere que muera?" preguntó Marta. ¿En los ojos de la abuela Zesati, su vida tenía tan poco valor?

Si la persona embarazada fuera Gabriela, la abuela Zesati estaría extasiada de felicidad. Pero si era ella, entonces la abuela Zesati quería que abortara. Esa era la diferencia.

"Estar embarazada del hijo de Moisés es realmente peor que la muerte. ¡Aborta o te borraremos del libro de familia de los Zesati! ¡Tú decides!" la abuela Zesati continuó, "Marta, te lo digo ahora: si te arrepientes más tarde, no te miraré dos veces. A partir de ahora, no tengo una nieta como tú."

La abuela Zesati estaba verdaderamente enfadada.

Tenía cuatro nietas y un nieto. Las tres nietas mayores nunca le habían causado problemas. Pero la más joven, Marta, le había roto el corazón. No podía distinguir el bien del mal, y no escuchaba nada de lo que le decían.

Después de decir eso, la abuela Zesati colgó el teléfono furiosa.

"Mamá," Eva miró a la abuela Zesati.

La abuela Zesati se llevó la mano al pecho, "¡Esa Marta es tan tonta como un cerdo! ¡Llamarla cerdo sería un insulto para los cerdos! ¡No tengo palabras para describir su estupidez!"

Luego, la abuela Zesati se golpeó el pecho, "No debo enfadarme, no debo enfadarme. Gabi dijo que enfadarse no solo envejece, sino que también afecta el funcionamiento normal de todo el cuerpo. Como chicas lindas, nunca nos enfadamos con personas tan estúpidas."

Los ojos de Eva se llenaron de lágrimas, "Mamá, ¿crees que Marta realmente está embarazada?"

"Por su tono de voz, probablemente sí."

Eva continuó con una pregunta, "¿Entonces qué hacemos?"

"Si no va al hospital a abortar, cortaré todos los lazos con ella."

A pesar de ser su hija, ver a Marta convertirse en lo que es ahora, Eva se sentía extremadamente triste. Sabía que un error tras otro podría ser irreversible, y Marta no podía seguir cometiendo errores.

Eva respiró hondo y dijo, "Iré a hablar con ella."