La Heredera del Poder romance Capítulo 1181

Este ingrato siempre sería un ingrato. Ella había cuidado de Paulina durante tantos años, incluso muchas veces le había preparado medicinas con sus propias manos, pero Paulina nunca lo había agradecido.

Ahora que escuchó que podrían encontrar a Luna, cambió de actitud como si fuera otra persona.

Aunque Luna fuera su hija biológica, durante más de treinta años, Luna nunca había estado a su lado para mostrarle la devoción que una hija debe a su madre.

La persona que siempre había estado cuidando de Paulina era ella.

Pero al final, ella no podía igualar a la hija biológica de Paulina.

¡Qué decepción tan grande!

"Qué bien." Luisa asintió sin mostrar demasiado, "Siempre me preocupé por la salud de la tía, ahora que me dices esto, me siento más tranquila. Por cierto, ¿hacia dónde fue a caminar la tía? Iré a verla."

Mónica dijo: "La vi llevarse unos panes hacia el oeste, probablemente fue a buscar a Maia."

Maia era una madre vagabunda que, hace varios años, perdió a su hijo en las cercanías. Desde entonces, había vagado por la zona buscándolo sin éxito. Después de tres años, su esposo se había vuelto a casar, pero ella seguía sin encontrar a su hijo.

Para encontrar a su hijo, Maia incluso cortó lazos con su familia.

Sus suegros creían que ella era demasiado obstinada.

¿No es solo un niño?

Los adultos también lo habían intentado, si realmente no lo encontraban, debían volver a la familia y seguir con sus vidas. Ellos, como pareja, aún eran jóvenes y podían tener otro hijo.

Pero Maia era extremadamente obstinada, no descansaría hasta encontrar a su hijo, finalmente alejándose emocionalmente de la familia de su esposo, terminando en divorcio.

Maia era huérfana, y después de divorciarse, perdió el interés en trabajar, convirtiéndose en una vagabunda sin hogar.

Luisa asintió, "Entonces iré a ver."

Al irse, Luisa no olvidó llevar una caja de dulces.

Al llegar a la boca del callejón, efectivamente vio a Paulina hablando con Maia. Tal vez por compartir una desdicha común, siempre tenían inagotables temas de conversación.

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