La Heredera del Poder romance Capítulo 3121

En ese momento, Cecilia se sentía completamente perdida y muy decaída.

Selena la miró de reojo y, con tono cansado, le soltó:

— Haz lo que quieras, la verdad es que yo ya no me pienso meter.

Después, como recordando algo importante, añadió:

— Eso sí, decidas o no terminar con Lucas, no se te ocurra llevarte mal con Sue.

Selena había notado que Sue tenía bastante peso en la familia Lozano.

Además, Adam era el único hijo varón de los Lozano, así que Sue estaba destinada a ser la matriarca de la familia en el futuro. Hacer que Cecilia se llevara bien con Sue solo podía traerle ventajas, ninguna desventaja.

— Sí, está bien —asintió Cecilia.

Mientras tanto, en la habitación de Adam...

Sue estaba sentada dándole de comer al bebé, cuando, de pronto, preguntó con curiosidad:

— Oye, Adam, ¿qué onda con tía Selena? Tenía entendido que la abuela solo tenía una hija, ¿no?

Adam respondió:

— Es que ella y mi mamá no son hermanas de sangre.

— ¿No son hermanas de verdad? —Sue se interesó aún más—. ¿Entonces cómo está eso?

Adam explicó:

— Selena es hermana de parte de los padres adoptivos de mi mamá.

Sue ya había escuchado algo sobre la historia de Sofía, así que asintió:

— Ah, ya veo. Como las dos se apellidan Ye, pensé que eran hermanas de verdad.

Adam movió la cabeza afirmativamente:

— La familia que adoptó a mi mamá también se apellidaba Ye.

Después de decirlo, Adam pareció acordarse de algo importante y añadió con seriedad:

— Mira, ni Selena ni su hija son precisamente fáciles de tratar. Mejor mantente al margen de ellas.

Aunque Adam no había convivido mucho con Selena, le bastaba para darse cuenta de que no era una buena persona.

Era evidente que tanto Selena como su hija solo pensaban en su propio beneficio, sobre todo cuando Selena le pidió a Adam que le presentara pretendientes a Cecilia.

A veces, solo se necesitaban dos o tres frases para saber cómo era una persona.

Sue era demasiado ingenua, y Adam temía que ellas pudieran aprovecharse de ella.

— ¿Entonces por qué mamá las sigue recibiendo en la casa? —preguntó Sue.

Adam suspiró y contestó: