La Heredera del Poder romance Capítulo 3133

Selena se rió y dijo:

—¡Ay, Cecilia nunca ha tenido novio! ¡Mírala, ya se está poniendo colorada!—

Sue añadió:

—Hoy en día ya quedan pocas chicas como Cecilia.—

—Pues yo la verdad quisiera que fuera como cualquier otra muchacha, así no estaría preocupada por ella todo el tiempo,— continuó Selena con una sonrisa cansada.

Sue preguntó:

—¿Y cuándo tiene tiempo Cecilia? Para avisarle al muchacho y que se pongan de acuerdo.—

—Nuestra Cecilia siempre está disponible, Sue, tú dime cuándo y yo la mando,— respondió Selena.

Sue asintió:

—Perfecto.—

Cuando terminaron ese tema, Sue se levantó de la sala.

—Tía Selena, yo ya me voy.—

—Sí, sí, ya no es temprano, mejor vete a descansar,— dijo Selena y la acompañó hasta la puerta.

Al cerrar la puerta, Selena fue directo donde Cecilia.

—¿Escuchaste lo que dijo Sue?— le preguntó.

Cecilia no respondió.

Selena insistió:

—Mira, la oportunidad ya la tienes aquí, ahora depende de ti si la quieres aprovechar.—

Mientras tanto, en otra casa.

Sue llegó a su cuarto. Adam estaba sentado frente a la computadora. La miró entrar y preguntó:

—¿Dónde estabas?—

—Vengo de casa de Cecilia,— respondió Sue.

Adam frunció el ceño.

—¿No te dije que te alejaras de ella?—

—Ay, tú piensas demasiado,— replicó Sue. —Yo veo a Cecilia muy bien, hasta le quiero presentar un muchacho.—

—¿Le quieres presentar un novio?— preguntó Adam, sorprendido.

—Sí.—

—¿Quién es?— insistió Adam.

—Un escritor, tiene veintiséis años,— explicó Sue.

—¿Y su familia?— preguntó Adam.

—Pues normal, gente sencilla del campo, pero él es muy trabajador, muy inteligente. Sus papás son campesinos de toda la vida, pero él ya tiene su casa propia en Ciudad Real, una casa grande con jardín.—

Adam dudó.

—No creo que Cecilia acepte a alguien así.—

—¿Y tú cómo sabes?— preguntó Sue.

Adam dijo, seguro:

—Es obvio. Cecilia quiere un chico con dinero, y la verdad, sospecho que ya tiene novio.—

—Ella me dijo que no, no digas tonterías. Tía Selena dice que Cecilia nunca ha tenido novio,— insistió Sue, confiando en su amiga.

Adam negó con la cabeza, resignado.

—Ay, cómo se nota que después de ser mamá te crees cualquier cosa. ¿De verdad piensas que no ha tenido novio?—

—No pienses mal de la gente,— dijo Sue.

Adam insistió: