La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 1525

El maquillaje de Angie le quedaba muy bien. Estaba parada allí orgullosamente, con un toque de agudeza en sus ojos.

“¿Eres tú?”.

Yvette frunció el ceño.

Angie sonrió. “Hoy es mi boda. Por supuesto, soy yo”.

Yvette se echó el cabello hacia atrás y se dio la vuelta para irse.

Angie la llamó, luciendo sumisa.

“A ellos no los conozco, pero a ti sí. ¿Quieres presentarme a los invitados?”.

Yvette se rio. “¿Acaso me pagaste? ¿Por qué lo haría?”.

Luego, se dio la vuelta.

El tono de Angie era ligero. “Señorita Quimbey, ¿puedes decirme de qué compañía es jefe ese hombre de traje gris abajo?”.

Yvette miró inconscientemente abajo. El hombre que llevaba un costoso traje gris tenía los ojos agudos y era apuesto, con algunos toques de contención y precaución mientras examinaba sus alrededores.

Ella frunció ligeramente el ceño. No lo reconocía en absoluto.

Estaba a punto de hablar cuando vio que Mitchell se acercaba. Él sonrió.

“Señorita Quimbey, ¡qué casualidad! ¡Acabo de ver al Señor Sheldon buscándola por todas partes!”.

Yvette murmuró una maldición y no tuvo tiempo de pensar en nada más. Bajó apresuradamente.

Lance la vigilaba demasiado de cerca.

Mitchell se hizo a un lado para darle paso y luego se acercó. “Señorita Angie, el Señor Ferguson acaba de llamar y le ha pedido que espere un poco más. Está en camino”.

La cara de Angie al instante se desbordó de alegría ante estas palabras.

“Está bien, entonces esperaré”.

Miró la hora. No era demasiado tarde.

En un instante, las dudas que tenía en su mente se desvanecieron.

Mientras pasaba el tiempo, los invitados charlaban alegremente entre ellos. Todos se sentían desconcertados por el retraso de la llegada del protagonista de este banquete.

Sin embargo, nadie se atrevía a tomar la iniciativa de preguntar el motivo.

Después de todo, era el banquete de Eric. No era como si pudieran asistir porque quisieran. Ya era un gran honor ser invitado. El simple hecho de socializar ya era una gran oportunidad.

Cuando Angie se puso su tercer conjunto de ropa, la expresión de su rostro también se tornó un poco desagradable.

Angie no quería hacerle caso. Si los gritos no funcionaban, se liberaría a la fuerza.

Nadie podría detenerla.

Sin embargo, antes de que pudiera tocar la puerta, el hombre la detuvo. Tenía una postura imponente y no se movió ni un centímetro.

Angie finalmente se puso en alerta y lo miró hoscamente.

“¿Qué estás haciendo? ¿Sabes quién soy?”.

Era la hija de un traficante de armas, una joven que podía hacer lo que quisiera en los bajos fondos. ¿Quién tendría las agallas para detenerla?

¿Acaso él quería morir?

El hombre la miró fijamente. No sentía ni el más mínimo miedo.

Angie le dio un puñetazo, pero el hombre lo esquivó con extrema rapidez.

Con solo este puñetazo de prueba, el corazón de Angie se enfrió por completo.

Aunque él llevaba un traje caro, sus movimientos eran rápidos y hábiles. Estaba claro que estaba entrenado.

Se mezclaba entre los invitados, pero no era una persona ordinaria.