La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 490

Nicole estaba a punto de descansar cuando recibió la llamada de Toto.

Ella entró en pánico, agarró las llaves y salió a toda prisa.

Nicole se sentía culpable al pensar que Eric estaba cojeando. Si su pierna nunca se recuperaba por su culpa, ella temía estar en deuda con él para el resto de su vida.

Luca condujo, por lo tanto el viaje de veinte minutos solo duró diez.

Ellos llegaron a Jardines Imperiales en un instante.

En cuanto Nicole entró, Toto la saludó, asustado.

“Señorita Stanton, el Señor Ferguson se cayó por las escaleras. ¡Tiene fiebre y ahora está inconsciente!”.

Nicole frunció las cejas. Su corazón se aceleró al escuchar esto.

“¿Llamaste a un doctor?”.

Toto se quedó perplejo por un momento y luego habló inmediatamente.

“Sí… El doctor tuvo un accidente en el camino, así que él se retrasará un poco”.

Nicole se dirigió a la habitación de Eric y vio al hombre tumbado en la cama. Tenía la cara pálida y gotas de sudor en la frente. Parecía realmente como si tuviera fiebre.

El husky rodeaba la cama y mordisqueaba su bastón a un lado.

Nicole frunció el ceño. ‘¿Cómo le dio fiebre por una caída? ¿Acaso fue tan grave?’.

Toto estaba muy ansioso e inquieto.

“Señorita Stanton, ¿qué debemos hacer? El Señor Ferguson solo puede sentirse seguro con usted, así que no puede irse ahora…”.

Nicole extendió la mano. En cuanto le tocó la frente, una gran mano le agarró la muñeca.

Eric abrió los ojos, los cuales eran oscuros y profundos con un toque de debilidad.

Se veía un poco frágil y confuso, pero su agarre era fuerte.

Nicole no podía liberarse.

Ella frunció el ceño.

“Nicole, aún te importo, ¿no?”.

Su voz era ronca, débil y expectante.

Nicole lo miró tranquilamente.

“Soy responsable de tu lesión en la pierna y por eso no me quedaré de brazos cruzados”.

Los ojos de Eric se oscurecieron. Las comisuras de sus labios se apretaron en una línea recta.

Eric se esforzó por abrir los ojos. Su expresión era complicada y desagradable.

“No es necesario. No me pasa nada. No necesito que me baje la fiebre. Tampoco quiero que nadie me toque”.

Él miró fijamente a Luca mientras decía esas últimas palabras.

Su profunda mirada transmitía una inexplicable molestia. ‘¡No me salí con la mía por su culpa!’.

Como Luca era el guardaespaldas de Nicole, Eric tampoco podía hacerle nada.

Luca ni siquiera miró a Eric porque solo recibía órdenes de Nicole.

Nicole dudó unos segundos antes de asentir a Luca.

“Está bien. ¿Por qué no vas con Toto?”.

Luca asintió, se dio la vuelta y salió.

Nicole y Eric eran los únicos que quedaban en la habitación.

El silencio en la habitación era apacible.

Nicole recogió inconscientemente el hielo y la toalla. “Te ayudaré”.