La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 491

Hubo un destello de satisfacción en los ojos de Eric.

Luego, Toto suspiró. “Olvídelo. ¿Cómo voy a dejar que lo haga usted misma?”.

Él dijo para retirarse como un avance.

Tenía que adaptarse a la situación.

Nicole frunció el ceño y colocó la bolsa de hielo en la frente de Eric.

“Una cosa tan sencilla no es nada. Aguanta un poco más y espera a que venga el doctor”.

El rostro de Eric se puso ligeramente tenso.

“¿Eso es todo?”.

Nicole asintió. “Listo. No te toqué”.

¡Él acababa de decir que no le gustaba que nadie lo tocara!

Eric cerró lentamente los ojos y no dijo nada más.

En el siguiente segundo, sonó el teléfono de Nicole.

Eric miró su teléfono y vio el identificador de llamadas.

Era Clayton Sloan.

Su corazón se detuvo por un momento.

“Es muy tarde. ¿Para qué te estará llamando?”.

No pudo ocultar los celos y la amargura en su tono.

¡Eric se sentía tan celoso que quería matar a alguien!

Nicole frunció distraídamente los labios. “Trabajo”.

Ella no tenía intención de explicarle nada a Eric porque no había necesidad de hacerlo.

Después de eso, se levantó y salió a contestar la llamada.

Eric la vio levantarse y marcharse.

El fuego en sus ojos estaba lleno de ira.

Se estaba volviendo loco de celos.

Eric se paró de manera inconsciente en la puerta para escuchar sin hacer ruido.

Nicole contestó. Resultaba que era el Pequeño Michael.

“¡Señorita Bonita, ya te extraño después de unas horas! ¿Me extrañas?”.

El rastro de piedad en el corazón de Nicole se disipó al instante. En cambio, solo se sentía furiosa por lo absurdo que era esto.

‘¡Eric Ferguson, este hijo de p*ta mentiroso!’.

Nicole levantó la mirada y la fijó en Eric con una mirada apagada.

Su tono llevaba una frialdad indiferente. “¿Quién ha dicho que es un acto? ¡Estamos planeando hacerlo real!”.

Ella notó cómo las pupilas del hombre se contrajeron. Sus ojos se volvieron rojos de repente, pero Nicole no se inmutó.

Al mirar sus piernas recuperadas, Nicole ya no podía controlar la ira que surgía en su corazón.

“Bien, no interrumpas mi cita. Me voy”.

Nicole rechinó los dientes y se dio la vuelta con frialdad para marcharse.

Temía que si se quedaba un segundo más, no sería capaz de controlarse y lo dejaría realmente lisiado.

Antes de que saliera por la puerta, Eric dio dos pasos y le presionó los hombros contra la pared.

Sus labios se curvaron inconscientemente hacia abajo. Él estaba obviamente ansioso y triste, pero acarició suavemente el cabello de Nicole como si estuviera calmando a un gatito ansioso.

“No te vayas, Nicole. Me he equivocado. Todavía tengo fiebre. Todavía estoy enfermo. No puedes dejarme solo”.

Su tono era tan suave mientras la convencía, pero sus ojos estaban enrojecidos. Sus manos ligeramente temblorosas revelaban su corazón ansioso e inquieto.