La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 655

Gerard y Nicole fueron a la sala de espera a tomar té. Para ser precisos, estaban escuchando el informe de Tucker.

A mitad de camino, Gerard recibió una llamada telefónica y se fue. Nicole estaba sentada bebiendo su té tranquilamente.

Al cabo de menos de quince minutos, Nicole escuchó vagamente la voz de reprimenda de Eric.

Nicole hizo una pausa y se levantó. Antes de salir, escuchó a Eric hablando con Gerard en un tono frío.

“¿Qué mi*rda de psiquiatra inteligente es esa? No pudo resolver mi problema, ¿así que me dijo que lo olvidara? ¡¿Acaso necesito que me diga que olvidar puede resolver el problema?!”.

Gerard preguntó: "Entonces, ¿de quién quiere que te olvides?".

"¡Piérdete!”.

Nicole se volvió a sentar, casi abrazándose a sí misma.

Eric y Gerard entraron uno tras otro. Obviamente Eric lucía descontento. “Este proyecto debe posponerse. El sistema es rígido y poco flexible. Ni siquiera puede adivinar el uno por ciento de la psique humana, así que, ¿cómo se supone que va a impactar al mundo?”.

Gerard parecía amargado y agraviado.

Nicole frunció los labios. “Encuentra a unos cuantos expertos de clase mundial para que lo prueben de acuerdo con sus estándares y así podamos determinar cuándo es el momento más apropiado para comercializarlo”.

Los ojos de Gerardo se iluminaron. '¡Eso suena mejor! Es pertinente’.

Eric frunció los labios. Su mirada estaba ensombrecida mientras la miraba y no hablaba.

Gerard miró a Eric. "Señor Ferguson, ¿qué opinas de la sugerencia de la Señorita Stanton?”.

Todo dependería de la opinión de Eric.

Eric alzó las cejas y miró a Nicole con una sonrisa. "Lo que dijo ella”.

Efectivamente, la única persona que podía hacer que Eric cambiara de opinión era Nicole.

Nicole levantó la vista y se encontró con su mirada.

Eric sonrió y le preguntó. “¿En quién estabas pensando cuando entraste? ¿A quién no puedes superar?”.

Hubo una pausa de un segundo.

Los ojos de Nicole se profundizaron. De repente se rio. “Yo no entré”.

Eric se congeló y al instante se giró para mirar a Gerard.

Gerard temblaba, bajó la cabeza y se hizo el muerto, sin atreverse a hacer ruido.

Hubo unos segundos de silencio.

La frialdad de su cuerpo se acumuló y se dispersó.