La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 940

Grant frunció el ceño y se acercó. Su rostro frío estaba sobrio, y sus ojos de repente vieron una pequeña marca en el brazo de Yvette. Su rostro se oscureció de repente.

Su voz era extremadamente fría. "¿Sean te inyectó algo?".

No hacía falta decir que el círculo tenía un método muy desagradable para tratar con las chicas desobedientes. Podía hacer que se sintieran agotadas mientras aún estaban conscientes.

Uno ni siquiera tendría la fuerza para negarse...

Yvette sin duda recibió una inyección de este tipo.

Las lágrimas de Yvette cayeron en silencio mientras asentía.

Ella lo había elegido a él, este era su merecido.

Por un momento, todos aspiraron una bocanada de aire frío.

Nicole temblaba de ira y el aire alrededor de Grant se volvió frío.

Él se acercó y miró a Nicole, tendiéndole la mano.

“Yo la llevaré. Sal primero".

Nicole respiró hondo y tocó el hombro de Yvette. “No tengas miedo, Yvette. Nos vamos ahora".

Sean volvería pronto. Si trajera a más personas con él, serían malas noticias para ellos.

Después de todo, incluso estaba dispuesto a encarcelar a Yvette. ¿Quién sabía qué otras cosas trastornadas podría hacer?

Nicole sintió un escalofrío en el corazón al pensar en ese rostro sombrío y hosco.

Solo alguien tan simple como Yvette le creería y desarrollaría sentimientos tan fuertes por alguien como él.

Los ojos de Yvette que se habían puesto rojos e hinchados eran realmente lamentables.

Ella asintió. "Vamos…".

Grant la cargó al estilo nupcial y caminó hacia la sala cuando de repente escuchó pasos pesados ​​y apresurados en la puerta.

Sean había aparecido.

Había llegado bastante rápido.

Cuando Hellen vio a Sean, gritó de emoción. “Señor, ellos quieren llevarse a la Señorita Quimbey. Incluso me golpearon…”.

Él le estaba advirtiendo a Grant que se mantuviera al margen.

Nicole no quería perder más el tiempo y lo miró.

“Suficiente, hablaremos de eso más tarde. Primero vayamos al hospital”.

Los guardaespaldas que iban delante despejaron el camino, pero Sean se mostró hostil. De repente, él pateó al guardaespaldas con un movimiento rápido y feroz.

Los guardaespaldas alrededor lo atacaron. Un destello sediento de sangre brilló en sus ojos, sus acciones eran despiadadas y decisivas. Estaba claro que él tenía una habilidad extraordinaria. Los simples guardaespaldas no eran su rival.

Sean derribó a tres o cuatro guardaespaldas seguidos y se abalanzó sobre Grant con frialdad.

Grant no se movió, su rostro helado.

Nicole se preparó en secreto a un lado.

Sin embargo, a solo unos pasos de distancia, Yvette de repente apretó los dientes en los brazos de Grant y habló con todas sus fuerzas.

“¡Sean Moore, si te atreves a tocarme, te juro que encontraré la manera de matar a toda tu familia! ¡Incluyendo a tu madre loca!”.