La Heredera Revelada: El Camino del Poder romance Capítulo 190

La noticia se había difundido por toda la red.

Además, Fabio, siendo abogado, cuando Aurora decidió apelar, de inmediato se convirtió en su representante legal y contactó con el tribunal.

También estaba Dante, que no dejaba de influir en el trasfondo.

Desde que Aurora presentó la apelación hasta que el tribunal emitió su fallo, no pasaron más de tres horas.

—¿Embargo... embargo?

Elvira gritó con tal fuerza que su voz casi se quebró. —¡¿Quieren embargar los bienes de la familia Narváez?! ¡No! ¡No pueden embargar! ¡El dinero de la familia Narváez es mío! ¡Es de Moni y mío! ¡No pueden tocarlo!

El funcionario, con una expresión impasible, respondió: —Señora Narváez, le pedimos que coopere con nuestro trabajo. Según la ley, todos los activos de Grupo Narváez están sujetos a embargo. Si tiene alguna objeción, puede presentar una reclamación ante el tribunal.

Dicho esto, el funcionario ignoró los intentos de Elvira de detenerlos y comenzó a dirigir a su equipo para inventariar y embargar las pertenencias de la villa.

Elvira y Mónica miraban impotentes cómo el personal del tribunal subía rápidamente las escaleras y, poco después, bajaba con las valiosas obras de arte, antigüedades e incluso las sillas que usaban, todas con un sello de embargo.

Cada objeto era retirado, dejándolas con un dolor tan intenso que apenas podían respirar.

No pasó mucho tiempo antes de que toda la familia Narváez entrara en un caos total.

El personal del tribunal iba y venía, ocupándose de embargar cada rincón de la familia Narváez.

La lujosa y majestuosa villa de la familia Narváez se volvió de repente vacía y desolada, quedando solo un desorden por doquier.

Elvira y Mónica, como almas en pena, seguían al personal del tribunal.

Mientras veían cómo su riqueza, que una vez les perteneció, era retirada poco a poco, la desesperación y la ira en su interior alcanzaban su punto máximo.

Incapaz de soportar el golpe, Elvira se desmayó de repente.

La voz de Aurora era fría y tranquila, con un toque de burla. —Catorce años de crianza, ¿qué hizo realmente la familia Narváez por mí? Ustedes lo saben bien. Yo, Aurora, nunca le debo nada a la familia Narváez; en cambio, la familia Narváez me debe a mí, y nunca podrán saldar esa deuda.

—Tú... tú...

Las palabras de Aurora dejaron a Mónica sin habla.

Su dedo temblaba al señalar a Aurora, sus ojos llenos de odio y rencor.

—¡Aurora! ¡Eres una desgraciada! No te dejaré en paz. ¡Vas a pagar por esto!

Mónica, como una fiera descontrolada, lanzó una maldición feroz contra Aurora.

Aurora solo sonrió con desprecio, su mirada fijándose en el broche delicado que Mónica llevaba en el pecho.

—Mónica, ¿recuerdas este broche? —La voz de Aurora tenía un tono cargado de significado.