—¿Cuánto? —preguntó Aurora, mostrando un repentino interés solo cuando se trataba de dinero.
Verónica soltó una risita —Cinco millones.
—¿Cinco millones? —Aurora se quedó pensativa. Escribir una canción por cinco millones definitivamente era una oferta tentadora. Sin embargo, algo en ella se resistía a ese número, especialmente después de recordar que el precio de ese anillo barato de Mónica era el mismo.
Aurora consideró rechazar la oferta, pero al ver la choza de paja frente a ella, cambió de opinión.
—Está bien, escribiré la canción. Que la otra parte fije una fecha —dijo finalmente.
Verónica se quedó atónita al ver que Aurora aceptaba. Podía contar con los dedos de una mano las veces que Aurora había aceptado escribir canciones para alguien, y eso que una vez una estrella había ofrecido ocho millones sin éxito.
Verónica, intrigada, entrecerró los ojos. Su cara, iluminada por la luz, mostraba una mezcla de sorpresa y duda.
—Auri, ¿te quedaste sin plata?
—¿Por qué lo preguntas?
—Entonces, ¿por qué no aceptaste los ocho millones antes, y ahora aceptas cinco millones sin negociar siquiera?
Era una pregunta válida y Verónica no podía evitar sentir curiosidad.
Aurora arrancó un pedazo de corteza de un árbol, dejando un pequeño agujero en el tronco.
—Ahora tengo que ganarme la vida. No puedo hablar mucho, mi mamá me llamó para cenar.
Verónica se quedó estupefacta al ver cómo Aurora colgaba la llamada. Casi se le cae la mascarilla de la cara de la impresión.
¿Se le había zafado un tornillo a Aurora? ¿No era huérfana? ¿La mujer dominante de la familia Narváez era su madre?
Además, la familia Narváez era reconocida por su riqueza, ¿cómo era posible que Aurora tuviera que mantener a la familia? Verónica ignoraba que Aurora había dejado la familia Narváez y ahora vivía en una zona remota, teniendo que mantener a cinco hermanos agricultores.
...
En la mansión de los Narváez, Mónica estaba sentada en el sofá con el rostro visiblemente disgustado. Su ropa, ensuciada con tierra, había sido reemplazada por una falda corta de Chanel. Frente a ella, Elvira la observaba mientras Mónica apretaba los dientes.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Heredera Revelada: El Camino del Poder