La Heredera Revelada: El Camino del Poder romance Capítulo 34

Elvira, temerosa de que pudiera hacer algo para lastimarse, se apresuró a detenerla:

—¿Quién es Verdandi?

Al ver la expresión de Elvira, que parecía no saber nada, Mónica no pudo evitar frustrarse:

—¡En resumen, es una compositora muy famosa en el mundo del espectáculo!

¿Tan importante era?

Entonces, ¿Aurora no debería ser bastante rica? He escuchado que las personas en ese mundo tienen maneras muy ingeniosas de hacer dinero. Por lo menos, Elvira estaba familiarizada con Jonathan, ya que hace poco se había obsesionado con una serie en la que él actuaba.

Elvira se quedó pensando un momento.

—Hija, si Aurora realmente es esa Verdandi de la que hablas, entonces debe haber ganado bastante dinero todos estos años, ¿no? ¿De qué otra forma podría rechazar los cinco mil pesos que le dimos? ¡Siendo así, la familia Narváez la ha mantenido por tanto tiempo, ya es hora de que nos devuelva algo!

—Mamá...

—Hija, tú no te preocupes por esto, tengo una manera de hacer que Aurora suelte todo el dinero que ha ganado. ¡No puedo permitir que moleste tanto a mi hija querida!

Mónica no sabía qué planeaba Elvira, pero mientras pudiera crearle problemas a Aurora, ella lo apoyaba con entusiasmo.

...

Por otro lado, Aurora había terminado de escribir una canción completa para Jonathan. Ya eran las cuatro de la tarde y tenía que ir al mercado a comprar ingredientes para una buena comida. Rechazó la invitación de Jonathan para cenar, le entregó la partitura y dijo:

—Deposita el dinero en mi cuenta. Tengo cosas que hacer, me voy.

Sin mirar atrás, dejó el estudio de grabación, dejando a Jonathan y a su manager Luis mirándose el uno al otro sin saber qué hacer.

Ese día, Aurora había ganado cinco millones y estaba de buen humor. Jonathan no era alguien que se demorara, y justo cuando llegó a la entrada del mercado, recibió la transferencia de cinco millones.

Aurora compró mucha carne, además de pollo, pato y pescado. Si no había necesidad, prefería no ir al centro de la ciudad, así que compró bastante.

Había llegado en el carro de Simón para comprar pescado picante, y después de cargar todo en el carro, se dirigió de vuelta a casa.

Cuando llegó, vio un grupo de gente reunida frente a las chozas de paja. Su madre Paloma y Simón estaban rodeados por la multitud.

Aurora frunció el ceño, salió del carro y se acercó rápidamente, reconociendo de inmediato a una cara familiar.

—¡Ay, por favor! ¡Si su conciencia no la comieron los perros! La familia Narváez ha cuidado de Aurora durante catorce años, y ahora que puede ganar dinero, la familia Lobos la reclama. Solo estoy pidiendo un poco de dinero por haberla criado, y ustedes me gritan y me amenazan. ¡Esto no tiene sentido!

Elvira no llevaba hoy su típico atuendo de señora adinerada, sino que vestía ropa sencilla de tela burda. No había perlas ni brazaletes de jade, ni maquillaje. Parecía una mujer del pueblo, sentada en el suelo haciendo un escándalo, lloriqueando y quejándose.