La Heredera Revelada: El Camino del Poder romance Capítulo 38

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—¡Román...! —El llanto le cortaba la respiración.

Paloma, al verla así, se puso pálida como un papel y, temblando, se dejó caer en el banco, perdida en sus pensamientos mientras murmuraba—: Román, mi Román...

—¿Qué demonios pasó? —Aurora se acercó al doctor al que Simón tenía agarrado del cuello de la camisa, aterrorizado.

—El herido sufrió un fuerte golpe en la cabeza; un metal le perforó la parte trasera del cráneo. Tiene múltiples fracturas y ha perdido mucha sangre. Está inconsciente. Lo más urgente es extraer el metal, pero la situación es tan crítica que la probabilidad de éxito es solo del cinco por ciento. Aquí en el Hospital General Santa Clara no nos atrevemos a hacerle una cirugía de cráneo.

—¡Háganla! ¡Si no, quiero que el Hospital General Santa Clara pague por la vida de mi hermano! —Simón había perdido la razón, sus ojos llenos de furia.

El doctor casi se arrodilló de miedo.

Aurora permaneció en silencio un par de segundos, miró a su madre, que estaba paralizada por el dolor, y a Carolina, que lloraba sin parar. Dio un paso adelante y le quitó la bata al doctor.

—¿Qué... qué estás haciendo? —el doctor estaba atónito.

Simón, al ver a su hermana ponerse la bata, recordó lo ocurrido en el Hospital San Rafael del Cielo. Apartó al doctor que intentaba detenerla—: Hermana, ¿estás segura? Ahí dentro está nuestro Román...

—Tranquilo —respondió Aurora con calma.

Con destreza, encontró la sala de desinfección, se desinfectó por completo, se puso guantes azules y levantó las manos por encima de los hombros antes de entrar a la sala de emergencias.

El doctor, despojado de su bata, se quedó boquiabierto—. Señorita, ¿qué está haciendo?

—¡Quítate del camino! Tú no puedes hacerlo, pero mi hermana sí —Simón empujó al doctor, permitiendo que Aurora entrara a la sala de emergencias.

—¿Simón? —Carolina, al ver a una joven entrar al quirófano, dejó de llorar y miró a Simón.

Simón hizo un gesto con la mano—. No te preocupes...