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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 168

El otro jugador no respondió, pero tampoco volvió a meterse con Benjamín.

La tercera vez, Petra se escondió entre los matorrales junto al río, observando cómo el jungla enemigo y su compañero mago también se ocultaban en otro lado del mismo pastizal. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios.

Marcó la posición para sus compañeros. Todos comenzaron a acercarse hacia donde estaba ella.

Benjamín también se les unió.

Petra fue la primera en atacar. Primero atrapó al mago enemigo y, luego, con la ayuda de Benjamín, eliminaron al jungla rival.

Para rematar, Petra activó el regreso a base justo encima del cuerpo del jungla enemigo, sin perder la oportunidad de burlarse.

[¿Qué onda? Me meto al pasto y de la nada ya tengo dos kills. ¿Así o más fácil?]

Su comentario hizo enfurecer al equipo contrario. De inmediato empezaron a responderle en el chat, soltando insultos cada vez más pesados.

Petra, viendo que ya había logrado llamar la atención de todos, sonrió con satisfacción.

—Sr. Benjamín, apúrese a farmear para ayudarme, porque estos ya me quieren hacer pedazos.

Benjamín le echó una mirada rápida y contestó con una sola palabra:

—Va.

El equipo rival, ahora sí con todo, se organizó para ir tras Petra.

Por suerte, su personaje tenía varios movimientos de escape, así que una y otra vez lograba zafarse de sus intentos de atraparla.

Los enemigos no paraban de provocarla con mensajes.

[¿No que muy lista? A ver, no te escapes pues.]

Petra les contestó:

[¿Quién está huyendo? Yo nomás los ando paseando como perritos. Cinco perros y todos ladrando. Tranquilos, no se desesperen.]

Benjamín, al leer los mensajes en el chat, no pudo evitar que se le asomara una sonrisa.

La partida duró media hora, pero al final lograron la victoria.

Petra, que la noche anterior había estado acompañando a su hermana en el hospital hasta pasada la medianoche, sintió cómo el cansancio la vencía. Esa partida le había drenado toda la energía, así que en cuanto terminó, soltó un bostezo enorme.

Ya de regreso en la sala de espera del juego, Benjamín no inició una nueva partida como solía hacer.

Petra lo miró de reojo y preguntó:

—¿Ya no vas a jugar, Sr. Benjamín?

Benjamín asintió y salió del juego.

—Ya no. Voy a descansar media hora. No me molestes.

—Perdón, Sr. Benjamín. No era mi intención, yo...

No tenía idea de que él tuviera ese problema para dormir.

—Si vuelvo a escuchar un solo ruido tuyo —añadió Benjamín, con ese tono tajante que no admitía discusión—, te largas de Grupo Hurtado.

Petra dudó un instante, y bajando la voz se atrevió a preguntar:

—¿Puedo irme a la oficina de la presidencia para trabajar allá?

Benjamín la miró sin disimular su molestia.

—No.

—Si no haces ruido, puedes acostarte en el sofá a descansar —añadió secamente, y cerró con firmeza la puerta de la habitación.

Petra echó un vistazo al sofá detrás de ella. Era lo suficientemente largo para que pudiera acostarse allí.

Pero, aun así, estar echada en el sofá de la oficina de Benjamín... solo de imaginar la escena sentía que bajaría el nivel de elegancia del lugar.

Negó con la cabeza, descartando la idea.

Al final optó por apoyar los brazos en la mesa y quedarse en silencio absoluto.

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