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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 223

Una emoción extraña trepó por el corazón de Benjamín, como una maraña de nostalgia y ternura que no supo de dónde salió. Apartó la mirada, intentando dejar atrás esos pensamientos revueltos. Al moverse, la boca de la bolsa de basura se cerró de golpe y una gota de aceite del plato cayó directo al suelo.

—Ay...

Petra soltó un suspiro de fastidio.

Fue entonces que Benjamín volvió en sí, notando tanto la mancha en el piso como el reproche oculto en los ojos de quien, hace apenas un momento, le había sonreído con dulzura.

—El aceite se pega al piso y cuesta mucho quitarlo.

—Perdón —se disculpó Benjamín, agachándose de inmediato—. Ahora mismo lo limpio.

Sacó unas servilletas y comenzó a limpiar el charco de aceite.

Petra se quedó unos segundos en silencio, luego tomó la palabra.

—Cuando termine de lavar los trastes, le paso un poco de detergente. Mejor salte de la cocina antes de que te lleves el aceite en las sandalias y termines manchando toda la casa.

Benjamín se puso de pie, levantando una ceja.

Sentía como si lo hubieran corrido.

Con la bolsa de basura medio llena aún en la mano, salió de la cocina y murmuró casi para sí:

—Entonces, voy a tirar la basura de una vez.

Petra asintió con la cabeza.

—Sí, gracias.

Benjamín se fue con una sonrisa apenas visible en los labios, pensando que esa vida, tan sencilla, tenía su propio encanto.

Petra volvió a sumergirse en el lavado de trastes, sin percatarse de nada anormal.

Al terminar, limpió la mesa y luego regresó a la cocina para encargarse de la mancha de aceite del piso.

Fue justo en ese momento cuando recibió una llamada de Jimena.

Sosteniendo el celular con el hombro, Petra siguió limpiando mientras platicaba de asuntos de trabajo con ella.

Aunque era Jimena quien la había llamado, la mayor parte de la conversación se mantenía en silencio; era Petra la que buscaba temas para hablar.

—Oye, hermana, ¿la familia Ruiz ya le mandó invitación a la familia Calvo?

Petra sentía un nudo en el pecho, pero no pudo evitar preguntar.

—Sí, la mandaron. De hecho, a todas las familias conocidas de San Miguel Antiguo les llegó invitación de los Ruiz.

—No puedes ir. La invitación que mandó la familia Ruiz sólo llevaba mi nombre. La familia Calvo ya ni pinta en San Miguel Antiguo, apenas y me invitaron a mí sola. Si llegamos las dos, seguro pensarán que vamos a colarnos nada más por la comida.

El tono casual de Jimena le rompió el corazón a Petra.

Sintiendo que iba a llorar, Jimena la consoló desde el otro lado de la línea.

—Petra, yo ya lo superé, de verdad. No te preocupes por mí. Aprovecha y aprende lo que puedas de Benjamín; lo conozco desde hace años y es una buena persona.

La verdad era que, si no fuera por el apoyo silencioso de Benjamín, la familia Calvo ya se habría venido abajo.

Petra no pudo contener el llanto.

—Te lo juro, voy a aprender todo lo que pueda del señor Benjamín. Cuando regrese, haré que el Grupo Calvo vuelva a ser lo que era.

Jimena soltó una risita baja, dijo un par de palabras para tranquilizarla y colgó.

Preocupada aún, Petra decidió enviarle mensajes a Giselle y al asistente Alejandro, pidiéndoles que por favor cuidaran de Jimena por ella.

[Por favor, ayúdenme a cuidar a Jimena. Ando lejos y me preocupa mucho.]

[Claro, Petra, no te preocupes. La vamos a estar vigilando de cerca.]

...

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