La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 241

Cuando Joaquín regresó a Nexus Dynamics, Petra acababa de salir del departamento de recursos humanos, donde había entrevistado personalmente a varios empleados. Todos ellos eran candidatos que Héctor le había recomendado.

En realidad, Petra solo estaba cumpliendo con el trámite, fingiendo que las entrevistas eran genuinas.

Iba de camino de regreso a su oficina, guiando a este pequeño grupo de nuevos empleados, cuando se topó con Joaquín en el elevador.

Joaquín venía arrastrando un humor de perros después de su encuentro con Benjamín. Al ver a Petra acompañada de varios rostros desconocidos, la mirada se le ensombreció.

—¿Y tú qué estás tramando ahora?

Joaquín tenía la expresión endurecida, claramente molesto porque Benjamín no le había dado ni la hora. Petra, al notar su incomodidad, le soltó una sonrisa sarcástica.

—¿Qué más? Estoy contratando gente capaz para mi equipo.

Joaquín frunció el ceño.

—Nexus Dynamics está atravesando problemas de dinero. Lo lógico sería reducir personal, ¿y tú todavía te pones a contratar gente nueva?

Petra levantó una ceja, con un tono tan tranquilo como cortante.

—Si hay que recortar, pues que se vayan esos inútiles que tienes cobrando un sueldo. Yo contrato puro talento, nada que ver con tus recomendados.

A Joaquín se le borró la sonrisa. Echó un vistazo rápido a la cantidad de personas en el elevador y su expresión se volvió severa.

—¿Piensas armar tu propio despacho ejecutivo o qué?

Petra le lanzó una mirada de reojo y soltó, sin perder la calma:

—Como subdirectora de la empresa, tener algunos asistentes extra no debería ser problema, ¿no crees?

La mirada de Joaquín se volvió aún más oscura.

Justo en ese momento, el elevador se detuvo en su piso.

Petra habló con suavidad, pero su autoridad era indiscutible:

—Déjenle espacio al señor Joaquín, por favor.

Los empleados que estaban al frente se hicieron a un lado en cuanto escucharon a Petra, abriéndole paso.

Joaquín apretó los puños, lanzó una mirada precavida a Petra y salió del elevador. Ya afuera, se sacudió la chaqueta, molesto porque uno de los empleados lo había rozado sin querer. Luego, giró para mirar a Petra, que seguía en el elevador.

Petra le respondió con una sonrisa segura, la misma que usaba cuando tenía todo bajo control.

Ahora estaba entre la espada y la pared. No importaba a quién eligiera, cualquiera de las opciones significaba un enorme riesgo.

Maldijo entre dientes y, cuando logró calmarse, decidió subir a buscar a Petra.

...

Petra le había entregado a Leo la tarea de acomodar a los nuevos empleados, y apenas se sentó en su oficina cuando Joaquín llegó al piso.

Joaquín entró sin tocar. Leandro lo siguió y se paró firme frente al escritorio de Petra, en actitud de protección.

—¡Lárgate de aquí!

Joaquín ya venía de malas y, al ver a Leandro tan tranquilo, la rabia lo desbordó.

Leandro ni se inmutó ante el grito. Permaneció firme, como si Joaquín fuera invisible.

La furia de Joaquín ya no pudo contenerse. Le echó mano al cuello de la camisa de Leandro.

—¡Quiero hablar con tu jefa de asuntos confidenciales, ¿tú qué pintas aquí? ¿Acaso crees que tienes derecho a escuchar esto?