La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 297

Víctor no tenía intención de reprocharle nada a Belinda; al contrario, le lanzó una mirada llena de cariño a su hermana y, luego, alzó la vista hacia Florencia.

—Discúlpame, Florencia. Mi hermana siempre ha sido así, directa y sin filtro desde que era niña, y la verdad no sabe mentir. Si en algún momento te incomodó, te pido que seas paciente con ella.

Al escuchar que Víctor usaba palabras como “niña” para referirse a su hermana, Florencia no pudo evitar poner los ojos en blanco por dentro. Todos rondaban los veinte años, ¿y todavía le decía niña?

Eso de “no sabe mentir”, ¿no era una forma disimulada de decir que todo lo que soltaba Belinda era la pura verdad?

Víctor, que siempre se mostraba tan justo y ecuánime, ahora no podía ocultar lo parcial que era con su hermana. Florencia ya no tenía argumentos para continuar.

Forzó una sonrisa tan tenue que apenas llegaba a sus ojos.

—No te preocupes, no me voy a poner a pelear con tu hermana ni a hacer un drama.

—Belinda es espontánea y encantadora; sería imposible que me cayera mal.

Florencia sintió que ni ella misma podía tragarse esa mentira. Por suerte, en ese momento, uno de los empleados de la familia Ruiz entró para avisarles que la comida estaba lista.

La mesa ya los esperaba, con todo dispuesto. Florencia fue la primera en caminar hacia las escaleras, aprovechando el momento para calmar ese torbellino que sentía por dentro.

Belinda, como si nada, se colgó del brazo de Petra, luciendo una sonrisa descarada.

Petra soltó un suspiro resignado y, con voz baja, le habló con sinceridad.

—Belinda, no tenías que llegar a tanto por mí.

Las indirectas de Florencia le resbalaban; en realidad, no le hacían ni cosquillas. Además, Belinda tenía planes en San Miguel Antiguo, y las familias Aguirre y Ferrer tampoco estaban peleadas a muerte. Siempre iban a coincidir en algún evento, así que no valía la pena enemistarse solo por defenderla.

Belinda, al ver la expresión apenada de Petra, suavizó su voz.

—No te preocupes, Petra, no lo hice solo por ti. No tienes por qué sentirte mal.