La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 412

Petra no se apresuró a responder las palabras de Joaquín. Solo tomó de las manos de Leo la bebida que él le había preparado hacía un momento.

Todavía le dolía intensamente la cabeza por la borrachera de la noche anterior.

Con la calma de quien no se deja afectar, Petra dio un pequeño sorbo a su vaso, luego levantó la mirada hacia Joaquín. Su voz salió suave, tan ligera que era imposible adivinar lo que sentía.

—¿Y a ti qué te importa que yo venda mis acciones? ¿Por qué el señor Joaquín siente ese deseo tan intenso de controlar lo ajeno?

La expresión en el rostro de Joaquín cambió de inmediato. Se levantó de golpe, con el ceño marcado, y le lanzó una mirada cargada de rencor a Petra.

—Si ya no tienes acciones de Nexus Dynamics, ¿qué derecho tienes para sentarte aquí?

Petra sostuvo la mirada, y una media sonrisa burlona se dibujó en sus labios.

—Estoy aquí porque el señor Benjamín me lo autorizó.

—Ahora mismo yo represento al señor Benjamín —disparó Joaquín.

Petra se incorporó, apoyándose con ambas manos sobre la mesa. Su mirada, tan serena como distante, recorrió con frialdad los rostros de todos los directivos de Nexus Dynamics. Al mismo tiempo, tomó del escritorio un documento que era la carta de autorización.

—¿Alguien más tiene una duda?

Nadie en la sala se atrevió a sostenerle la mirada. Todos bajaron la cabeza, haciendo sus propios cálculos sobre cómo salvarse.

Joaquín observó con rabia cómo aquellos altos mandos a los que él mismo había impulsado preferían guardar silencio en ese momento crítico. Apretó la quijada con fuerza.

El señor Aguilar, sentado a un lado, tenía la expresión de quien ha perdido toda esperanza; ya ni pensaba en defender a Joaquín.

Con una expresión sombría, Joaquín cerró el puño bajo la mesa. Sus ojos, llenos de resentimiento, se clavaron en Petra.

—¡Petra, qué corazón tan duro tienes!

Pensaba que solo la había traicionado en el amor, pero ella… ella quería verlo caer por completo.

Petra, al verlo así, dejó la carta de autorización sobre la mesa y ni siquiera le regaló una sola mirada a Joaquín. Contestó con un tono seco, sin emoción.