La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 438

Dado que las cosas estaban así, no quedaba de otra más que empujar un poco a Benjamín.

Si aun así no se animaba a dar el primer paso, entonces bien merecido tenía quedarse solo.

—Petra, últimamente algunas señoras me han recomendado varios jóvenes de buena familia y buena reputación, de tu edad, que andan en nuestro círculo.

—Mi boda ya está decidida, pero me gustaría que la tuya también se resuelva pronto. En cuanto tenga tiempo, voy a estar pendiente de eso, y tú también deberías ir conociendo gente.

Petra levantó la cabeza para mirar a Jimena.

Jimena seguía con los ojos cerrados, imposible saber qué pensaba.

Petra solo pudo contestar en voz baja.

—Está bien.

Jimena emitió un simple —Ajá—, y ya no dijo nada más.

Petra suspiró por dentro, intentando mantener el silencio, pero por más que lo intentara, no lograba conciliar el sueño.

...

A la mañana siguiente, Jimena se levantó temprano a alistarse para salir.

Petra apenas había dormido un poco, y el movimiento de Jimena la despertó. Abrió los ojos, pero se quedó en la cama, negándose a levantarse.

Antes de irse, Jimena le avisó la hora. Eso hizo que Petra, a regañadientes, se levantara y, abrazando su almohada, volvió a su propio cuarto.

Después de lavarse la cara y arreglarse, Petra revisó su celular.

Había un mensaje de Benjamín esperándola.

Lo abrió y vio que era sobre su trabajo: le indicaba que, al llegar a la central del Grupo Hurtado, buscara directamente a la secretaria Anaís, quien le asignaría sus tareas. También le avisaba que él regresaría en una semana, así que por lo pronto ella debía irse adaptando al ambiente laboral.

Petra leyó el mensaje y solo le respondió con pocas palabras.

[Recibido.]

...

En Estado de Chavín, Benjamín estaba sentado en la habitación de hospital de Baltasar cuando vio la escueta respuesta de Petra. Al leerla, se quedó con el ceño fruncido.

Baltasar, con la curiosidad ardiéndole en los ojos, se acercó.

—¿Qué pasó?

Aunque todavía tenía heridas, no podía controlar sus ganas de chismear.

Desde hace rato había notado que Benjamín no dejaba de mirar el celular, como si estuviera esperando que alguien le contestara.