Víctor extendió la mano y jaló a Jaime de vuelta a su asiento, dirigiendo la mirada a Benjamín con una sonrisa traviesa.
—¿Le preguntaste a tu primo Delfín cómo se llamaba la chica con la que tuvo la cita? No me digas que se apellida Calvo...
Jaime no captó de inmediato la indirecta de Víctor. Negó con la cabeza, un tanto desconcertado.
—La verdad, no le pregunté.
Pasaron unos segundos antes de que, al ver la expresión de Víctor, Jaime notara que había algo raro. De inmediato centró la atención en Benjamín, con los ojos abiertos de par en par, sorprendido.
—Voy a preguntarle de una vez, seguro aquí hay algún malentendido.
Aquel día, en la fiesta de compromiso de la familia Ruiz, Jaime había visto con sus propios ojos cómo Benjamín defendió a Petra. Si su primo se atrevía a competir con Benjamín por una mujer, ni cuenta se iba a dar de cómo terminaría.
Pero Víctor le detuvo antes de que hiciera la llamada.
—Ya está más que claro, no hace falta que llames para confirmar. Todos estamos en la misma situación, ¿para qué quieres ir a clavarle el cuchillo a Delfín? Y, de paso, a Benjamín.
Benjamín se detuvo un segundo con la copa en la mano, lanzándole una mirada a Víctor, cargada de reproche.
Víctor alzó las cejas con ligereza, tomó su copa y la chocó suavemente con la de Benjamín.
—Dices que Petra le dijo a Delfín que solo quería ser amigos. ¿Y tú? ¿Cómo fue que te rechazó?
A Benjamín se le revolvió el ánimo, y su mirada hacia Víctor se volvió aún más distante.
—Por tu culpa.
Víctor se quedó helado, y hasta Jaime, con la copa a medio levantar, tembló un poco.
—No me digas eso... —balbuceó Jaime.
¿A Petra le gustaba Víctor? Eso sí que era querer ver arder el rancho, porque con eso seguro acabarían peleados los mejores amigos.
Benjamín se terminó el trago de un solo sorbo, y luego soltó, con voz seca:
—Me dijo que para ella yo era como tú, solo un hermano.
Jaime bajó el trago de golpe y terminó ahogándose, tosiendo a más no poder.
—¿Y quién será ese exnovio suyo que la trae tan colgada? Una cosa es que rechace a mi primo, pero ¿también a ti? De plano, debe tener la cabeza hecha un lío.
—Yo que tú, mejor me comprometía con Florencia de una vez. Además, el señor Germán se ve contento con ella.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Traición en Vísperas de la Boda