La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 618

Paulo respiró hondo. Al ver que la reacción de los presentes no era tan intensa como antes, miró a Germán, que estaba en el asiento principal.

—Padre, ¿qué te parece?

Germán no respondió. En su lugar, miró a los demás.

—¿Qué opinan ustedes?

Yago ya no tenía ganas de hablar. Se limitó a un «Mmm» y no dijo nada más.

Iván, por su parte, reflexionó un momento.

—En el pasado, sí que los hubo —dijo en voz baja—, pero en los últimos tiempos, en nuestra familia no ha habido ningún descendiente de madre desconocida.

El rostro de Paulo cambió ligeramente.

—Tío abuelo Iván, con que Rafael sea mi hijo, es suficiente. Quién es su madre o si se escribe su nombre, no es importante —dijo con voz grave.

Dicho esto, sacó una prueba de paternidad entre él y Rafael.

—Esta es la prueba de paternidad de Rafael y mía.

—Sé lo que les preocupa a todos ustedes. No es más que el miedo a que el regreso de nuestro Rafael a la familia diluya las acciones que cada uno tiene.

—Les prometo solemnemente que eso no ocurrirá. Rafael solo heredará mi parte de las acciones, y no necesitará que ninguno de los tíos abuelos le ceda ninguna de las suyas.

En los últimos años, los varones en la familia Hurtado habían sido escasos, por lo que se había establecido una regla no escrita.

Cada vez que nacía un varón y cumplía los dieciocho años, los mayores de la familia debían cederle una parte de sus acciones como muestra de afecto.

Hacía mucho que no nacía un varón en la familia, y las acciones de todos llevaban años sin cambiar.

Todos se habían olvidado de esta costumbre hasta que Paulo la mencionó, lo que hizo que el rostro de Yago se ensombreciera ligeramente.

Pensó que si no hubiera sido por la visita de Agustín, Germán no se habría negado a la entrada de Rafael en el registro por orgullo, y él habría caído en la trampa de Paulo.

Si Rafael entraba en la familia, luego vendría a reclamarle las acciones, y aunque no quisiera, no habría tenido más remedio que dárselas.

Al darse cuenta, Yago fulminó a Paulo con la mirada, pero no se opuso.

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