La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 620

—¿Nosotros? —dijo Rebeca con una risa burlona.

—¿No oíste lo que dijo mi padre? La madre de Rafael es desconocida.

—Señora Tamara, si ni siquiera él reconoce tu existencia, dime, ¿con qué derecho me hablas de ser una familia?

El rostro de Tamara cambió. Las palabras de Rebeca le habían dado donde más le dolía.

Rebeca esbozó una sonrisa, se acercó a Tamara y le dijo en voz baja:

—Señora Tamara, sé lo que pretendes. En realidad, te mueres de ganas de que mi tía y mi padre se divorcien para que tú puedas aprovechar la oportunidad y casarte con él.

—Pero se te olvida que ya tuviste una oportunidad así. Una vez que se escapa, no vuelve.

—Y la persona que decide si te casas o no en esta familia no somos nosotros, es el hombre que duerme a tu lado. Y él no quiere que te cases. La urraca siempre será urraca, ¿de verdad crees que puedes convertirte en un fénix?

Dicho esto, Rebeca se dio la vuelta y se fue.

Tamara se quedó de pie, con el rostro desencajado.

No era una urraca. Cuando empezó a salir con Paulo, ya había conseguido, por méritos propios, el puesto de secretaria principal en el Grupo Hurtado.

¡Tenía talento!

En aquella época, la competencia en el Grupo Hurtado era feroz, y ella se había ganado el reconocimiento de Paulo por sus propios méritos.

No era como Belén, una señorita de familia rica, consentida y malcriada; ni como Frida, una mujer anticuada que solo sabía ser ama de casa.

Durante todos estos años, tanto en el Grupo Hurtado como después, cuando se fue al Estado de Chavín a abrir nuevos mercados, siempre había estado al lado de Paulo.

Si no fuera por su capacidad, ¿por qué la habría mantenido Paulo a su lado durante tanto tiempo?

Rebeca recorrió el patio principal, pero no vio a Frida ni a Josefina.

Así que se dirigió al patio lateral.

En el patio lateral.

Frida estaba sentada en el sofá del salón. Tomó un documento de un lado y se lo entregó a Petra.

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