Frida no intentó retenerlos. Asintió con un aire de dignidad.
—Está bien, regresen pronto.
»Mañana es la gala anual del Grupo Hurtado, y hay muchas cosas que atender. Benjamín tiene que volver para discutir los detalles con los mayores.
»Yo no volveré con ustedes. Josefina necesita que alguien la cuide, así que me quedaré.
Benjamín asintió y, rodeando a Petra con el brazo, se dispuso a salir.
Josefina, desde la cama, suspiró suavemente y dijo en voz baja:
—Lo siento mucho, Benjamín. Por mi lesión, no podré tocar el piano contigo en la apertura de mañana. Pero no te preocupes, tienes a la señorita Petra a tu lado. Puedes pedirle a ella que toque contigo.
Petra había visto el programa de la gala y sabía que Benjamín iba a tocar el piano.
Pero también había visto que la pieza era un dueto clásico.
En su momento, pensó que sería Rebeca quien tocaría con él.
Al fin y al cabo, eran gemelos, y no habría ningún problema en que tocaran juntos.
No se esperaba que la persona designada para tocar con Benjamín fuera Josefina.
Mientras Petra estaba distraída, Benjamín asintió levemente y respondió:
—Sí, tú recupérate.
Josefina asintió, recostándose dócilmente en la cama. Antes de que se fueran, miró a Petra y le dedicó una sonrisa inofensiva, una cortesía teñida de una emoción difícil de descifrar.
Frida los acompañó hasta la puerta. Una vez fuera de la habitación de Josefina, dijo con voz suave:
—Benjamín, por ahora, no anunciemos que Josefina es mi hija adoptiva.
»Está herida, y su recuperación podría tardar más de un mes. Quiero que sea feliz en la empresa, tanto como lo es con nosotros. Si sus compañeros conocen su identidad, podrían distanciarse de ella, así que es mejor tratarla como a una más.
Benjamín asintió, aceptando las palabras de Frida.

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Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Traición en Vísperas de la Boda
Me gustaría saber cuántos capítulos faltan y cuando los publicará...