La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 671

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Con el semblante serio, se dirigió a la recámara de invitados. Abrió la puerta y vio a Petra Calvo acostada en la cama, ya dormida.

Dormía con una tranquilidad excepcional, su expresión serena y apacible.

Benjamín Hurtado recordó que había pasado toda la tarde de pie en la entrada de la hacienda recibiendo a los invitados, y que por la mañana también había estado a su puesto, siempre atenta a cualquier indicación.

Respiró hondo para calmar la opresión que sentía en el pecho, cerró la puerta con sumo cuidado y regresó a la recámara principal.

***

A la mañana siguiente.

Petra se despertó y, después de asearse, se apresuró a ir al vestidor para sacar la ropa que Benjamín usaría esa mañana, la colgó en un perchero y lo movió frente al espejo.

Una vez que todo estuvo listo, sacó su celular y le envió un mensaje a Benjamín.

[Ya preparé la ropa que te vas a poner hoy. Está en el vestidor.]

Después de enviar el mensaje, se quedó pensando detenidamente si se le había olvidado algo. Antes de que pudiera recordarlo, la figura de Benjamín apareció en la puerta.

Tenía una expresión ligeramente fría y la miraba con una intensidad penetrante.

—¿Así es como piensas comunicarte conmigo de ahora en adelante?

Petra levantó la vista, echó un vistazo a su celular y vio que era el mensaje que acababa de enviarle.

—Pensé que como regresaste tarde anoche, todavía no te habrías levantado. Por eso te mandé un mensaje.

Benjamín soltó un bufido y entró al vestidor, caminando hacia ella.

Petra respiró profundo y, cuando Benjamín se detuvo frente a ella, alzó la cabeza para mirar al hombre que tenía delante.

—¿Qué…

No había terminado de hablar cuando él se inclinó, la sujetó por la cintura y le tapó la boca con sus labios.

Instintivamente, Petra retrocedió un paso.

Sin embargo, ese simple movimiento enfureció a Benjamín. El hombre apretó su agarre y profundizó el beso.

No fue hasta que la respiración de Petra se volvió irregular y estuvo a punto de perder el equilibrio que él separó sus labios de los de ella, aunque sus manos siguieron rodeándole la cintura.

Petra apoyó las manos en su pecho, intentando recuperar el aliento.