Frida respiró hondo y, solo después de llevar a Josefina adentro, respondió con calma:
—Petra es más astuta de lo que imaginaba.
Al oír esto, Josefina apretó las manos en los reposabrazos de la silla. Una sombra de nerviosismo cruzó su mirada, pero se esforzó por mantener la calma al preguntar:
—Entonces, mamá, ¿vamos a rendirnos?
—No —dijo Frida, tomando aire con fuerza—. No podemos rendirnos así como así.
—Pero Benjamín parece estar muy enamorado de Petra —dijo Josefina, mordiéndose el labio—. Nosotros…
—No, no está enamorado —la interrumpió Frida antes de que pudiera terminar, con una convicción férrea en la mirada—. Benjamín no la ama. Lo que siente es solo el rencor que le quedó de cuando ella rompió el compromiso.
—Su matrimonio es una farsa. Solo fingen estar felices delante de nosotros, y para él es una estrategia perfecta para evitar el matrimonio con los Aguirre.
—Yo vi crecer a Benjamín, lo conozco muy bien. Piensa igual que el abuelo.
Josefina frunció los labios y guardó silencio.
Frida le puso una mano en el hombro, apretando ligeramente.
—Josefina, no puedes rendirte, no te eches para atrás.
—¿No es lo que siempre has querido, ser una verdadera Hurtado? Yo también lo quiero. Confía en mí, lo de Benjamín y Petra no va a durar.
—Tu posición en esta familia siempre ha sido incómoda. Pero si Benjamín pasa por un matrimonio fallido, los mayores de la familia no se preocuparán tanto por su vida amorosa y sus exigencias serán menores. Eso te favorecerá para estar con él. Para entonces, cuando estén juntos, esos viejos dinosaurios no se opondrán.
Mientras hablaba, una sonrisa volvió a dibujarse en el rostro de Frida.
—Antes no dejaba de pensar en cómo convencer a esos viejos. Y ahora, mira, la oportunidad ha venido a nosotros.


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Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Traición en Vísperas de la Boda
Me gustaría saber cuántos capítulos faltan y cuando los publicará...