La verdad de nuestra historia romance Capítulo 7

Solo había dos personas en la sala. Luciano examinó su entorno antes de mirar a su hija. La niña seguía molesta por la repentina partida de Roxana, por lo que, al ver a su padre, no solo no estaba asustada, sino que se dio la vuelta mientras resoplaba. El hombre frunció levemente el ceño. Al tener pleno conocimiento de que Estela era tan enigmática y difícil de manejar al igual que su padre, ese era un trabajo para el asistente de Luciano, Camilo.

—¿Se encuentra bien, señorita Estela?

La pequeña apenas lo miró y volvió a darse la vuelta enfadada. Camilo la observó y, al notar que estaba sana y salva, suspiró aliviado y se dio la vuelta para informárselo a su jefe. Con los ojos entrecerrados, Luciano se volvió hacia la mujer que estaba junto a su hija. Magalí sintió una presión en el pecho cuando se encontró con su mirada y, sin que nadie la viera, apretó las manos para recobrar la compostura.

—¿Dónde está Roxana? —La expresión de Luciano se tornó sombría mientras observaba bien el rostro de Magalí.

«¿En verdad pudo darse cuenta de que era ella?». La mujer se sintió preocupada y, al mismo tiempo, aliviada de que su mejor amiga se hubiera ido a tiempo. «La energía de este hombre es insoportable; siento que podría asfixiarme. ¿Quién sabe qué podría suceder si Roxana siguiera aquí?».

—No sé de qué habla. ¿Ustedes quiénes son? En verdad son groseros al irrumpir sin siquiera golpear.

Magalí ocultó sus emociones y desató sus mejores habilidades actorales, tomó a la pequeña en brazos mientras miraba a los hombres con cautela. Luciano frunció aún más el ceño.

—Es mi hija a quien tiene en brazos. ¿Fue usted quien me llamó?

Magalí se quedó inmóvil por un instante.

—Sí, fui yo —respondió tensa.

El hombre la miró con indiferencia y analizó cada detalle dentro de la sala. «Suena como la mujer por teléfono, pero ¿cree que puede engañarme? Además, por el estado en que está la sala está claro que intenta ocultar algo. Por supuesto que solo hay dos juegos de platos y de cubiertos sobre la mesa, pero, al parecer, movieron tres sillas. No es posible que los empleados del Rincón del Hada hayan cometido ese error; debió haber personas sentadas aquí antes de que yo llegara. Además, sin duda, toda esta comida no es solo para una mujer y una niña».

Capítulo 7 Una monstruosidad 1

Capítulo 7 Una monstruosidad 2

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La verdad de nuestra historia