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La Verdadera Heredera que Regresó del Infierno romance Capítulo 4

Pensar en eso le revolvía el pecho.

—Melisa, llevas la sangre de los Orozco, así que por obligación tenemos que aceptarte de vuelta, pero la familia Orozco no es ningún antro, todos esos vicios que aprendiste con esa Giselle te los tienes que quitar. Mientras te portes bien, aquí nunca te va a faltar un plato de comida, pero si te atreves a causarme problemas, no me eches la culpa cuando te ponga de patitas en la calle —espetó Isidora, mirándola con una mezcla de desprecio y fastidio imposible de disimular.-

Melisa alzó la mirada, a punto de responder, cuando alguien le tomó la mano. Una voz suave, empalagosa, sonó a su lado:

—Hermana, en cuanto supe que te habían encontrado, me apuré a buscarte un regalo. Esta cadena de diamantes la mandé a hacer con un diseñador famoso. Solo quería pedirte perdón, porque por culpa de que nos cambiaron al nacer, tú tuviste que pasar por tantas cosas feas.

Melisa bajó la vista hacia la cadena y esbozó una sonrisa, que no alcanzó a iluminarle los ojos.

—Solo te pido que no me saques de aquí. Llevo tantos años viviendo con papá y mamá, y con mi hermano, que ya no podría separarme de ellos. Si me dejas quedarme en la familia Orozco, lo que sea te lo puedo dar.

—Ja —aventó Melisa, con un tono cargado de burla—. ¿Cadena de diamantes de diseñador? Eso lo venden en la calle por diez pesos. ¿Qué diseñador se rebaja a hacer baratijas así?

El silencio cayó como un balde de agua helada. Nadie se lo esperaba.

¿No era muda?

Florencia se quedó atónita. La cadena sí la había comprado en un puesto de la calle; total, pensó, si esta pobrecita se crio en un antro y ni siquiera terminó la prepa, ¿cómo iba a saber que era falsa?

El regalo no era más que una forma de dejarle claro quién mandaba: todo lo de los Orozco era suyo, ¿por qué tenía que cederle algo a esa inútil?

Pero… ¿cómo fue que se dio cuenta?

Florencia soltó una risa seca. ¿Y qué si se daba cuenta? Nadie más le iba a creer.

—¿Qué estás diciendo? —interrumpió Isidora con voz cortante—. Esa cadena la encargó Florencia a la maestra Carolina, una diseñadora reconocida. Costó un millón de pesos y es única, tiene hasta tu nombre grabado. ¿Cómo va a ser de la calle? Pídele disculpas a Florencia ahora mismo.

Melisa levantó la mirada, sus labios curvados en una mueca casi imperceptible.

Capítulo 4 1

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