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Loca por mi padrastro romance Capítulo 5

Esa noche Dante le dijo que cenarían fuera.

Así que ella se puso un vestido sentador de tiras negras pegado al cuerpo y corto, con unos tacos y un bolso.

Dante le había facilitado una tarjeta para cubrir sus gastos y se había comprado varias cosas online.

Se hizo unas ondas en el cabello, se maquilló los ojos con rimmel, brillo en los labios, su perfume favorito y se preparó para la hora señalada por Dante.

Él la esperaba en la sala, su cabello oscuro, sus ojos profundos, su piel tostada por el sol.

Él traje parecía un Armani, azul oscuro de rayas finas y una camisa abierta en el cuello.

—Ya estás lista— fue una afirmación y la miró de arriba abajo de forma aprobatoria. Ella sabía que nunca sería una bomba sexual, pero estaba bonita.

—¿Vamos? — dijo él. Le dió el brazo y la condujo por fuera el edificio, hasta el garaje donde habían dejado el auto.

Sabía que era muy prematuro para pensar en un "ellos". Pero esa noche se sentía como si fuera su pareja. Hasta le abrió la puerta del vehículo con galantería.

La llevó a unos de los restaurantes más caros de Milán.

—¿La mesa de siempre señor Pucci?

Les preguntó el maitre, lo cuál a ella le empañó el momento. Seguramente él debería haber llevado a otras mujeres allí, que idiota. Se reprendió por dentro.

Una vez que llegaron a la mesa, él la ayudó a sentarse.

—Ya conozco el lugar... — ¿Nooooo en serioooo? pensó ella irónica hacia sus adentros —. ¿Te parece bien si ordeno?

—Si, por mí está bien...

—¿Sigues comiendo pastas?

Ella sonrió ampliamente. Seguro él estaba recordando las pastas caseras de su madre Catalina.

"Yo te voy a coger mejor que Catalina ,Dante, te voy a dejar la verga hecha un espagueti de la chupada que te voy a pegar". Pensó por dentro y sus bragas prácticamente se prendieron fuego de anticipación.

Había momentos con Dante en que se sentía como un felino rodeando una presa. Y ella definitivamente quería hincarle los dientes.

Vino el mozo para tomar el pedido y cuando estaba terminando de anotar dijo:

—¿ Su hermosa novia también tomara vino???

El hecho agarró a Dante por sorpresa. Supuso que Adriana no estaba en sus cabales al estar pasada de copas.

Pero luego de pagar la cuenta e ir al vehículo, ya dentro se le tiró encima.

— ¡Mascalzone, qué mierda haces Adriana!

Ella buscó sus labios pero él los esquivó y logró amarrarla mientras ella reía.

—Estás muy borracha, no te debería haber permitido tomar tanto vino

Ella solo río y subió una pierna en el tablero, descubriendo su vestido.

—¡Mierda comportate maldita ragazza! — le gritó sacudiendola del brazo dejándola congelada.

Ella no hizo nada más, se quedó en su costado, mirando para fuera.

Finalmente llegaron y ella bajó del auto sin esperarlo. Fue tambaleandose. Él la atajó. La ayudó a subir y acomodarse en la habitación.

Él estaba atontado por el vino pero no tanto como ella...

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