6
El pelinegro abrió la puerta de su baño de una sola patada mientras que con sus manos me sostenía con fuerza para que no me escapara.
—¡¿Qué estás haciendo?!—Mi pregunta sonó fragmentada—¿Qué haces, maldito? ¡Papaaaaaaaaaaaaaaaá!
Aarón tomó entre sus manos mi cuello para así poder abrir la regadera y meterme de cabeza dentro del agua. Mis gritos se escuchaban con fuerza dentro del baño, pero ni mi padre ni Bárbara llegaban.
—Nuestros papás no están, Tobías los llamó porque se reunirán con unos amigos antes de la boda.
—¡Págame mi teléfono! —Agregué mirando como el agua empezaba a tornarse azul pitufo. Esto no podía ser posible, ¿Por qué justamente ahora nadie estaba en casa cuando más los necesitaba?
—Lo haré…—Su pecho chocó contra mi espalda y no pude evitar abrir los ojos al sentir su entrepierna chocar contra mis glúteos—Si prometes que no le darás tu teléfono a nadie… De lo contrario…
—¿Qué?—Hablé con un tono amenazante.
—Te lo haré pagar…
Aarón apretó una vez más mi cuerpo sobre el suyo para luego dejarme caer sobre los azulejos del baño, lo siguiente que escuché fue el azote de la puerta dándome a entender que ese troglodita había dejado su habitación.
A la mañana siguiente la mansión Western estaba vuelta un caos, las flores entraban y salían de la propiedad mientras que papá deambulaba por la casa como si se le hubiese perdido algo. Abrí los ventanales de mi habitación rogándole al cielo que todas las cosas en el día de hoy salgan muy bien para mi padre y su futura esposa y que, con esto, Sullivan se dé cuenta que no pasaremos toda la vida siendo como perros y como gatos.
La brisa fresca veraniega me cobijó logrando que mi cuerpo se estirara por sí solo; a lo lejos lograba ver a mi hermanastro ejercitándose un poco, su cabello estaba humedecido y tuve que apartar la mirada cuando sus ojos y los míos se conectaron por un instante.
El pelinegro tocó el borde de su camisa mojada para luego levantarla hacia arriba y sacarla por encima de su cabeza. Los músculos anchos e hinchados del estúpido de Sullivan me hicieron tragar en seco al notar lo jodidamente que se veía en el día de hoy.
—¡Baja!
Gritó Aarón haciéndome temblar.
—¿Para qué? —Respondí indiferente. Acomodé el peinado que mi Nana me había hecho temprano para la ceremonia. Llevaba puesto un vestido color esmeralda con unas zapatillas plateadas que Bárbara me había obsequiado el día que nos conocimos.
—Sí no estás aquí hasta que cuente cinco, lo votaré…
El chico de mirada oscura levantó en una de sus manos una caja blanca con el loto de una marca de móviles famosas y costosa.
Mis piernas se enredaron por un momento, pero corrí como alma que llevaba el diablo y no me detuve hasta que lo tuve delante de mí—¡Dámelo! —Solté estirando mis manos para tomarlo, pero Aarón lo alzó antes de que lograra atraparlo.
—Guardé el número de tu amiga Kitty, el de nuestros padres y el mío…
Lo último lo dijo en un tono de voz alto extraño.
—¿Para que necesito tu número?
No pude evitar molestarlo, Sullivan me entregó el teléfono y sonreí al saber que por fin podría contactarme con… ¡¿Cómo carajos voy a contactar a Samuel si ni siquiera sé dónde vive?!
—Espero que me hagas caso con lo que hablamos anoche…
¿Anoche?
Arrugué el entrecejo hasta que recordé la tinta azul sobre su cuerpo, mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas por aguantar las ganas de llorar hasta que de un momento a otro estallé en carcajadas.
Podía ver el azul reluciendo desde su cuello—JA, JA, JA, JA.
Me burlé al bajarle un poco la camiseta deportiva a mi hermanastro.
—¿De qué te ríes?
Lo señalé limpiando mis lágrimas—¡Eres papá pitufo! JA, JA, JA, JA
—¿Papá pitufo? ¿Qué es eso?
No puede ser…
—¿No viste esa caricatura de pequeño?
Negó sin ningún tipo de expresión en su rostro—No conozco a ese tal papá pitufo, pero te puedo asegura algo, Romina… —Su mano rodeó la mía delicadamente para luego acercarme lentamente hacia él. La mejilla de Aarón se sentía caliente mientras que su aliento con un ligero olor a menta inundó mis fosas nasales—No soy papá pitufo, pero si soy papá pitudo…
¡Santa María Purísima!


Verifica el captcha para leer el contenido
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Maldito hermanastro