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“CERVEZAS, CIGARILLOS Y GOLPES”
Mi corazón late con demasiada fuerza dentro de mi cuerpo y siendo honesta la última vez que me sentí de esta manera fue por Hugo y bueno, él ya no está. Samuel levanta la mano para que lo vea, pero antes de ir a su encuentro observo con detenimiento a la futura esposa de papá y la abrazo con tantas fuerzas hasta que entienda que estoy tan agradecida por haber aparecido en nuestras vidas.
Cada paso que doy por el extenso camino de pétalos de rosas que da hacia el altar se siente doloroso, Aarón no está por ningún lado, así que me siento un poco más relajada al saber que ese pedazo de troglodita no empezará una pelea en medio de la boda de nuestros padres.
—¿Qué haces aquí?—Pregunto con una enorme sonrisa en la cara que me es imposible de ocultar. El traje que lleva puesto el médico lo hace lucir jodidamente sexy; su cabello rubio está perfectamente peinado entre tanto un aroma a cítricos dulces se desprende de su cuerpo.
Samuel toca con cuidado mi cabeza para acto seguido entregarme el ramo de rosas rosadas que ha traído para mí—Anoche te llamé y…—Bajó la cabeza cuando ambos nos percatamos de sus mejillas rojizas, ¡Dios! ¿Cómo un hombre como él puede verse tan adorable con algo tan simple como esto?—Creí que me habías dado tu número mal, me sentí triste, ¿Sabes?
Sonreí nerviosa y sin saber que decir—¿Puedo saber por qué?
Asintió dando un paso más hacia mi encuentro, mis piernas se sentían inestables así que debía aguantar la respiración para no desmayarme delante de cientos y cientos de invitados.
—¿Alguna vez haz sentido el amor a primera vista?—Mis ojos se abrieron—Yo sentí eso contigo y es por eso que estoy aquí luego de la llamada de tu madrastra, estaba tan desesperado que fui al restaurante en donde te conocí, pero nadie me pudo dar información sobre ti y bueno, al menos ella si me acepta en tu familia…
Señaló a Bárbara y sonreí mostrando los dientes—Gracias por las flores, en un momento deberé hacer la marcha hacia el altar con mis padres, ¿Podrías aguardar un poco?
Samuel empujó mi cuerpo un tanto hacia adelante dejando nuestros rostros a escasos centímetros—Te esperé todo lo que sea necesario, ¿Qué son unos minutos ahora? ¡Nada comparados a toda mi vida sin ti!
Carajo… Tragué en seco al oír aquellas palabras que volverían loca a cualquier chica en este planeta, me giré agitando mis manos en señal de despido pero me detuve al estrellarme contra el pecho de Sullivan. Para mi suerte Samuel ya iba demasiado lejos, así que ahora lo único que podía rogarle al cielo es que mi maldito hermanastro no nos haya visto y así poder evitar una tragedia.
—Tu papá te está buscando…—Aarón miró por encima de mi hombro, así que me moví un poco para evitar que viera a Samuel alejándose de nosotros.—¿Con quien hablabas? Extrañamente mi madre está un poco rara, me hizo cortar un montón de papeles para algo que no entendí y cuando salgo te veo hablando con un tipo, ¿Qué me están ocultando ustedes dos?
—¡El mundo no gira a tu alrededor!—Lo empujé a un lado para sacarlo de mi camino, pero terminé chillando de dolor al recibir su agarre con fuerza sobre mi muñeca—¡¿Qué te pasa?!
Jalé mi mano hacia atrás para soltarme pero esto hizo que me sostuviera con mayor fuerza—¿Era el médico?—Bajé la cabeza y solo pude escucharlo bufar—¿No te dije que el teléfono que te regalé no era para que anduvieras hablando con otros? Los números que guardé son los únicos que necesitas, ¿Por qué no puedes ser obediente?
—¿Obediente?—Miré hacia un lado cuando el tío Tobías comenzó a mirarnos desde lejos junto a su esposa e hijos. Kitty llegó de repente con Paul y los demás amigos de la universidad y entendí que este no era el momento para hacer una escena delante de todos—Te diré solo una cosa, Aarón Sullivan—. La marcha nupcial empezó a sonar y ambos miramos hacia la entrada principal.
Papá entró de la mano de Bárbara y no pude evitar llorar un poco al verlos tan felices, mi nuevo hermanastro me extendió la mano porque nosotros debíamos entrar después de ellos, así, agarrados como hermanitos que se amaban cuando en realidad lo único que quería ahora mismo, era matarlo con mis propias manos. ¡Dios! Es que no era posible que yo, Romina Western, pasé toda mi vida haciendo buenas obras terminara conviviendo con un idiota como ese moja bragas.
Abrí los ojos cuando después de pensarlo caí en cuenta de algo, ¿Y si Aarón era mi nueva señal divina? Quizás si lograba que él saliera enserio con alguien y se enamorara de ella, yo… Yo… ¡Sería libre! ¡Claro que sí! Si Sullivan ama en verdad a una chica no tendrá tiempo para joderme la vida.
—Lo que sea que estés pensando…—La voz de mi hermanastro me jaló hacia la realidad—Déjalo…—Sus ojos y los míos se conectaron y aparté la mirada.
—¿Alguna vez has amado a alguien?
Mi pregunta fue sorpresiva, tanto que Aarón detuvo la marcha nupcial, nuestros padres comenzaron a caminar solos mientras que nosotros quedamos en la mitad del camino. Los ojos de Sullivan no se quitaban de mi rostro; comencé a mirar a todos a mi alrededor y es que esta escena era digna de un drama coreano.
El pelinegro me sostenía de la mano entre tanto aquel sujeto estaba inmóvil y observándome como si quisiera asesinarme. Los invitados ya comenzaba a murmurar cosas, así que di un paso hacia adelante intentando devolverlo en sí—¡Hey!—Susurré despacio buscando no llamar más la atención.
—¿Por qué me preguntas eso?
Miré al tío Tobías y negué cuando preguntó si ocurría algo.
—¿Podemos resolver eso después de la boda? Nuestros padres están a punto de llegar al altar y…—Volví a respirar al sentirlo caminar de nuevo.
—Nunca he amado a nadie…—Casi detengo mis pasos pero seguí caminando hacia adelante, Samuel me sonrió apenas me vio y levantó la mano para saludarme—Eres buena mintiendo, ¿No?—se burló—Veo que mamá está de tu lado, pero no cantes victoria rápido, ¿Sabes que sucede cuando las personas se casan?
—No.—Dije sin más pero aparté la cabeza actuando sus labios se acercaron a mi oreja izquierda.
—Se van de luna de miel… —Mi entrecejo se frunció porque no entendía a donde quería llegar con esto—Tu papá llevará a mí mamá a Europa por un mes…—Le quité la mano apenas llegamos al altar—Estaremos treinta días solos…
Harold me dio un abrazo y Bárbara imitó su acción, Aarón les entregó a nuestros padres los anillos de boda entre tanto el notario hacia la pregunta más importante para sus vidas. Mi mundo se estremeció al oír el rotundo “Acepto” por parte de los dos y entendí que mi vida sería miserable a partir de ahora.
¡Tengo que hacer que Sullivan se enamore lo más pronto posible de alguien!
—Bienvenida a la familia…—Solté casi entre sollozos y suplicando con la mirada a mi padre que por nada del mundo se fuese y me dejase sola con este troglodita.
—Aarón…—Harold llamó a su nuevo hijo—¿Recuerdas lo que hablamos cuando te pedí la mano de tu madre?—El pelinegro me miró sonriente y asintió a la pregunta de papá—Debes cuidarla siempre, ahora son hermanos así que cuídala en todo momento, eres el hombre de la casa y debes alejar de ella todos los hombres que no le convengan…
—¡Papá!
Protesté tan fuerte que los invitados nos miraron incluyendo a el notario.
—¿Podemos hablar después?—Volví a caminar pero el médico bloqueó mi camino. Bufé—¿Estás seguro que quieres esto?
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