Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1095

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Amelia no tenía el altavoz activado y ambos se encontraban cerca del mar. El sonido de las olas engullía la conversación, y Dorian no logró escuchar lo que decían al otro lado de la línea, pero notó cómo el semblante de Amelia se tensaba de repente. Él, que estaba relajadamente apoyado en su silla, instintivamente se inclinó hacia adelante hacia Amelia, extendiendo su mano hacia el teléfono con el que ella hablaba.

Amelia volvió en sí, le hizo un gesto con la mano indicando que todo estaba bien, impidiendo que él intentara tomar su llamada.

"¿Puedo saber cuál es el motivo?" Amelia se serenó y preguntó al otro lado de la línea, "¿Es que no están satisfechos con el diseño, o es porque no fui a la reunión como habíamos acordado ese día?"

"El diseño le gustó bastante", dijo Sebastián, "Ricardo cree que hay espacio para mejorarlo, lo que no le gustó fue tu actitud hacia el trabajo."

"Pero..." Amelia pensó un momento y preguntó a Sebastián, "Sr. Sebastián, ¿usted cree que tengo un problema de actitud en el trabajo?"

Sebastián tampoco esperaba que Amelia le respondiera de esa manera, quedándose sin palabras por un momento.

"Dígame la verdad, ¿tengo un problema de actitud en el trabajo?" Amelia repitió, insistiendo en este punto.

Aunque ella sentía cierto remordimiento por haber dejado el trabajo para acompañar a Dorian a Bariloche, no creía que eso debiera ser considerado un problema de actitud laboral.

Aunque su lesión no tenía nada que ver con el trabajo, fue por ir a una reunión en el aeropuerto, solicitada por el cliente "ZJ", que terminó siendo secuestrada, un infortunio que no habría sucedido si no hubiera ido a esa cita de trabajo.

Se vio obligada a tomar una licencia médica por la lesión, pero incluso durante ese tiempo, se esforzó por completar su trabajo. Su decisión de no viajar también ocurrió durante su periodo de recuperación, por lo que no tenía la obligación de viajar por trabajo durante su licencia médica.

Además, ella y Ricardo vivían en ciudades separadas por dos mil kilómetros, y él exigía una reunión al día siguiente sin considerar su disponibilidad, sin dejar margen para negociar. Comparado con acusarla de tener una mala actitud laboral, ella pensaba que Ricardo era quien realmente parecía insensible.