Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1104

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Adrián vio que Ricardo entraba con el rostro tenso y, preocupado, lo llamó.

"¿Señor Ricardo?"

Ricardo, con el rostro aún oscurecido por la frustración, no respondió, lanzando el dossier que llevaba en las manos sobre el escritorio con un golpe seco.

"¿Qué ha pasado?"

Adrián preguntó con cautela, conociendo el temperamento de Ricardo después de tantos años a su lado, se atrevía a preguntar lo justo.

Ricardo simplemente se sentó con el rostro aún tenso, sin decir palabra, y encendió su computadora.

Apenas la computadora terminó de iniciar, los correos electrónicos comenzaron a llegar en cascada. Al ver el nombre "[email protected]", su mano sobre el ratón vaciló por un momento antes de abrir el correo; efectivamente, era un diseño enviado por Amelia.

Sin pensarlo más, borró el correo.

Adrián, observando con nerviosismo, preguntó sorprendido: "¿Por qué lo borraste? Amelia es una diseñadora bastante talentosa, graduada de la mejor universidad de arquitectura, participó en el diseño de varios edificios famosos durante su licenciatura y en proyectos internacionales durante su maestría. Apenas regresó al país consiguió el proyecto de El Grupo Esencia de estilo tradicional..."

Al mencionar El Grupo Esencia, el rostro de Ricardo se oscureció aún más.

No es que tuviera algo personal contra Amelia, después de todo, era una diseñadora a la que nunca había conocido en persona, ¿qué tanto conflicto podrían tener?

Simplemente no le gustaba esa actitud insistente de ventas, y había sido la actitud de Dorian lo que había convertido su descontento en ira.

Aunque ZJ y una filial de El Grupo Esencia habían tenido algunos tratos comerciales, nunca había interactuado con Dorian ni lo conocía. Su desdén era puramente por la presencia imponente que Dorian había mostrado.

Después de tantos años en el mundo de los negocios, ¿quién no le había mostrado respeto debido a su estatus?

Adrián, notando el oscurecimiento en el rostro del Señor Ricardo, tragó las palabras de elogio que tenía preparadas, sin atreverse a decir más.

Ese día en el aeropuerto, aunque no había investigado profundamente sobre Amelia y sus trabajos, la conversación había sido placentera. Amelia era de hablar suave, calmada y gentil, con una actitud humilde y cortés, sin mostrar disgusto por la reunión improvisada. Le habían gustado sus trabajos, dejándole una buena impresión de ella. Después se había tomado el tiempo de conocer más sobre su impresionante currículum.