Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1306

Dorian no le hizo el menor caso y siguió derecho hacia el elevador.

La chica, sin darle importancia, aceleró el paso para alcanzarlo y, mientras caminaba a su lado, se disculpó:

—Lo de anoche, perdón, ¿sí?

Dorian continuó ignorándola. Al llegar, estiró el brazo y presionó el botón del elevador.

La puerta se abrió. Dorian entró de inmediato y, cuando la chica intentó seguirlo, él ni siquiera le dirigió una mirada: simplemente extendió el brazo para bloquear la entrada y, levantando la voz hacia el vestíbulo, llamó:

—¡Seguridad!

Su voz, áspera y cortante, dejaba claro su malestar.

Los guardias se acercaron apresurados y detuvieron a la chica, que aún quería colarse al elevador como si nada.

Dorian se dio la vuelta y entró sin mirar atrás.

—¡Oye! —gritó la chica, molesta, desde el pasillo—. ¿Así tratan a la gente en una empresa tan grande como la suya? ¡Yo vengo a platicar de negocios!

—¡Adela! —una voz femenina, suave, interrumpió abruptamente el reclamo de la chica—. Ya basta, no causes problemas.

Esa voz, tan parecida a la de Amelia, hizo que la mano de Dorian se quedara suspendida sobre el panel de los botones; por puro instinto, levantó la vista hacia afuera.

Por un instante, Dorian creyó ver a Amelia de pie ahí mismo.

Pero fue solo un segundo. Cuando el rostro de la mujer se hizo nítido ante él, Dorian apretó con fuerza el botón de cerrar puertas y, ante las miradas curiosas de quienes se habían detenido a mirar el espectáculo, dejó que las puertas del elevador se cerraran de golpe.

El elevador quedó vacío. Esa voz tan parecida a la de Amelia había revuelto sus pensamientos, que antes estaban tranquilos.

Aunque solo fue una mirada fugaz, el maquillaje y el porte de esa mujer también recordaban a Amelia. Todo en ella parecía despertar recuerdos que Dorian intentaba dejar enterrados.

No quería volver a pensar en Amelia, pero esa desconocida, de quién sabe dónde, acababa de arrastrarlo otra vez a ese agujero de recuerdos.

El gesto de Dorian se tornó sombrío, reflejando la tormenta interior que le provocaba ese hecho.

...