Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1384

A Amelia se le hizo un nudo en la garganta. Se quedó parada donde estaba, mirándolo, sin moverse.

—No recuerdas nada de estos últimos meses, ¿verdad?

Él tampoco se movió. La miró y de repente habló.

Las lágrimas inundaron sus ojos al instante. No pudo controlarlas. No sabía por qué lloraba, pero su voz suave desató toda su angustia. una sensación extraña de tristeza y desamparo se extendió por su pecho.

Marta también miró a Dorian, sorprendida. Había estado tan concentrada en Amelia, tan preocupada por ella, que no se había dado cuenta de su presencia.

Dorian no dijo nada. Dio dos pasos hacia adelante y, de repente, extendió su brazo izquierdo. El movimiento apartó su abrigo mientras su mano rodeaba la nuca de Amelia, atrayéndola hacia su pecho.

Amelia lloró aún más fuerte, incapaz de contenerse.

—Ya está, ya pasó.

Dorian le susurró al oído, mientras la rodeaba con su otro brazo, abrazándola con fuerza.

Esa ternura, que nunca antes había sentido de él, solo hizo que sus lágrimas fluyeran con más intensidad.

Amelia no supo cuánto tiempo lloró. Incluso en el carro de camino al hotel, sus ojos seguían rojos e hinchados, pero la razón comenzaba a volver poco a poco.

Dorian, con Serena dormida en brazos, iba sentado a su lado, con una expresión muy tranquila.

Amelia mantenía la cabeza gacha, sin saber cómo procesar el torbellino de emociones.

Tras el desahogo, cuando la calma regresó, solo quedaba una sensación de torpeza y desconcierto, como la de alguien que vuelve a casa después de mucho tiempo.

Había sido ella la que, con su terquedad, había herido a Dorian una y otra vez. No sabía cómo actuar, cómo enfrentarlo.

El hotel no estaba lejos de la estación de tren, así que llegaron en poco tiempo.

Amelia había reservado una habitación familiar. En la recepción, Dorian la cambió por una suite familiar de dos habitaciones.