Capítulo 26
Amelia se dio vuelta con retraso, y al ver a Dorian salir por la puerta, se quedó sorprendida por un momento antes de decirle a Frida en voz baja: “Ahora tengo un asunto pendiente, te llamo más tarde.”
“¿Ah?” Frida, que estaba esperando enterarse de qué iba lo de Dorian, también se quedó paralizada, pero rápidamente entendió, “Ah, claro, tu atiende lo tuyo, descansa ”
“Vale. Tú también descansa” Colgó el teléfono, se lo devolvió a Rafael y luego se volvió hacia Dorian.
Él estaba de pie en la entrada, su alta silueta recortada contra la luz, tranquila pero intensamente imponente.
Le lanzó una mirada fugaz a Rafael y luego su mirada se posó en Amelia: “¿Quién es él?”
Ella se sorprendió, luego dándose cuenta, se giró ligeramente y con la palma de la mano hacia arriba, los señaló a ambos para presentarlos: “Oh, este es Rafael Ivañez, mi compañero de universidad y mi mentor. Fue mi tutor durante medio año y ahora es mi compañero de clase.”
Dorian la miró un momento después de escucharla y luego miró a Rafael. Sus labios se movieron ligeramente y con un tono frio pero cortes, saludo: “Hola.”
Rafael respondió con el mismo tono cortés “Hola” y luego dirigió una mirada inquisitiva hacia Amelia.
Ella recordó que no había presentado a Dorian y lo señaló para presentarlo: “Él es mi…”
Amelia se detuvo, la palabra exmarido le sonaba extraña, pero aun así, tropezando, la dijo en voz alta: “Exmarido.”
Tan pronto como terminó la frase, vio que Dorian fruncia el ceño y la miraba, como si no le gustara el término.
Rafael, sin mostrar sorpresa, incluso asintió cortésmente a Dorian en señal de saludo.
Él le devolvió la mirada y volvió su atención a Amelia: “Hablemos de lo que tengas que decir adentro, hace frío aqui.
“No es necesario” Amelia rechazó instintivamente y viendo que Dorian no parecía tener intención de irse, no pudo evitar mirarlo, “Ah y tengo una conferencia en la universidad más tarde, Rafa y yo tenemos que volver, asi que, no te retengo, siéntete como en tu casa.”
Dorian la miró un momento.
Amelia se sentia inquietantemente observada y desvió la mirada, incapaz de sostener el contacto visual con Dorian.
Cuando pensó que iba a decir algo, él simplemente la miró tranquilamente: “Cuidate.”
Después de decir eso, caminó hacia el ascensor, lo presionó y entró.
Cuando las puertas del ascensor se cerraron, Amelia levantó la vista hacia el interior del ascensor y vio a Dorian mirándola, su rostro apuesto y sus ojos oscuros habían vuelto a la calma distante que solía mostrar.
Ella miró cómo las puertas del ascensor se cerraban lentamente y permaneciendo inmóvil, mientras que Dorian dentro del ascensor tampoco se movía, simplemente la miraba tranquilamente hasta que las puertas se cerraron por completo.
Rafael miró el ascensor que descendía y luego la miró: “¿Estás bien?”
Amelia negó con la cabeza, disculpándose: “Lo siento.”
La esquina de la boca de Rafael se movió ligeramente: “No te preocupes.”
Miró su reloj y luego le dijo: “Supongo que no has comido aún, ¿verdad? Acabo de preparar la cena arriba, ven a comer algo”
Ella sonrio y negó con la cabeza: “No, gracias”
Capitulo 26

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