Capítulo 375
Yael vació antes de mirar a su jefe y decir: “Tenemos una pista, pero todavia estamos confirmando algunos detalles.”
Dorian replicó: “Habla,”
Yael continuó: “En estos días, solo el señor Eduardo y su asistente izan han estado en la sala de control, fueron la tarde del dia diecisiete.”
Dorian no dijo nada.
“El señor Eduardo dijo que tenía que revisar algo y con su autoridad, el guardia de turno no se atrevió a detenerlo, así que lo dejó pasar. Durante ese tiempo, el guardia encargado de la ronda vino a buscar al Sr. Eduardo para hablar de un asunto y su padre le dijo que se ocupara de lo suyo mientras él se quedaba charlando con el guardia en la entrada, El señor Eduardo e Izan estuvieron en la sala de control por más de una hora. Cuando salieron, la pantalla del computador ya estaba como siempre y el guardia no pudo asegurar si fue entonces cuando se borraron los videos.” Yael añadió en voz baja, “Estoy a punto de hablar con Izan para confirmar más detalles.”
“¡Que venga a la sala de reuniones!” Dorian dijo con el rostro serío y frío.
La súbita frialdad en su voz hizo que Serena, que jugaba sola, no pudiera evitar mirar a su padre.
No estaba acostumbrada a ver ese lado distante de su papá, así que sus movimientos y expresiones se volvieron cuidadosos, además sus ojos mostraban incertidumbre.
Yael lo notó y miró preocupado a Serena, luego a Dorian y asintió ligeramente: “Está bien.”
Y salió rápidamente.
Dorian respiró hondo para calmarse y luego se inclinó para abrazar a Serena, susurrándole al oído: “Estoy lidiando con trabajo, no tengas miedo.”
Serena asintió con duda: “Está bien.”
Dorian le acarició el cabello y le dijo suavemente: “Tengo que ir a una reunión, ¿puedes quedarte jugando con la tía?”
Serena asintió: “Sí.”
Luego le pidió a Marta que llevara a la niña a la sala de descanso y fue a la sala de reuniones con Yael,
En la puerta, se encontraron con Izan, que llegaba apresurado.
No sabía por qué Dorian lo estaba buscando, pero ser llamado sin razón aparente y viendo el semblante serio de Dorian, hizo que Izan se sintiera nervioso.
“Señor Ferrer,” dijo dudoso, saludando a Dorian y rápidamente abriendo la puerta de la sala de reuniones.
Dorian entró directamente sin decir una palabra.
Esto hizo que Izan se sintiera aún más inseguro.
“Señor Ferrer, ¿me buscaba por algo?“, preguntó el hombre nervioso, cerrando la puerta de la oficina.
Su jefe se volvió a mirarlo y dijo lentamente:
“La tarde del día diecisiete, el señor Eduardo y tú estuvieron en la sala de control y borraron los videos de vigilancia del vestíbulo de ese día al mediodía.”
Izan no sabía por qué Dorian traía a colación el tema y palideció sin atreverse a decir nada.
Su jefe lo míró: “Izan, ¿no necesitaré llamar a la policía para esto, verdad?”
“Fue el señor Eduardo quien los borró,” dijo Izan con el rostro pálido. “Yo solo estaba allí mirando, asegurándome de que nadie se acercara.”
Dorian preguntó: “¿Por qué el señor Eduardo querría borrar el video?”
Izan negó con la cabeza: “No lo sé, no me dijo.”
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Ello miró sin hablar, la intensidad en sus ojos oscuros hacia que Izan sintiera que las piernas le temblaban.
Apresuradamente trató de explicarse: “Realmente no sé nada. Ese día estaba ocupado con mi trabajo y el señor Eduardo me envió un mensaje para acompañarlo abajo, así que fui con él, sin imaginar que íbamos a la sala de control, pero él solo dijo que necesitaba borrar ese segmento de video. Le pregunté por qué, me miró y no dijo nada, así que no me atreví a preguntar más.”
Dorian prosiguió: “Con sus habilidades, borrar un video ya es demasiado, pero intenté recuperar los datos con ayuda de un técnico y me dijeron que el software había sido borrado y que se escribieron datos aleatorios en el disco duro para sobrescribir los datos originales y prevenir la recuperación. Él no tiene esas habilidades de programación.”
“Está bien. Gracias, señor Ferrer, gracias, señor Yael.”
Después de responder, Izan rápidamente abrió la puerta de la sala de reuniones y salió, con pasos todavía un poco inestables.
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