Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 851

"Hoy pensé en pasar a ver al abuelo, escuché a Lidia," dijo Fabiana, ansiosa mirando hacia la sala, "¿Cómo está el abuelo realmente? ¿Es grave su lesión?" La preocupación en su rostro parecía genuina.

El padre de Lorenzo, conmovido por un momento, suspiró y su tono se suavizó: "Está bien."

Fabiana también se alivió: "Me alegro." Señalando hacia la sala, dijo: "Entonces voy a entrar a ver al abuelo." Sin esperar una respuesta de ellos, caminó hacia la sala.

El padre de Lorenzo, aún preocupado, miró a Lorenzo y dijo: "Ve tú primero a ver, no te preocupes por mí." Lorenzo asintió: "Ten cuidado en el camino, llámame cuando llegues a casa." Luego se giró y regresó a la sala.

Manuel todavía no había dormido, y al ver a Fabiana no mostró una buena cara, manteniendo un gesto de desdén sin prestarle atención. Fabiana, sin importarle, seguía sonriendo y mostrando preocupación por Manuel, incluso se inclinó para masajearle gentilmente el brazo.

Al entrar, Lorenzo vio a Fabiana atendiendo cariñosamente a Manuel, se acercó y le devolvió el regalo que había traído: "Mi abuelo está bien y tiene quien lo cuide, no te molestes."

Fabiana no extendió la mano para recibirlo, solo mordió su labio inferior suavemente, mirando a Lorenzo y dijo en voz baja: "Sé que ustedes me tienen rencor, pero fuiste tú quien me pidió venir a hacerme pasar por Amanda, no fue mi decisión. No puedes culparme por lo que le pasó a la verdadera Amanda. Si yo fuera la culpable, ¿la policía me dejaría libre? Solo vine a ver al abuelo porque él siempre me trató como a su propia nieta y estoy agradecida con él, eso es todo." La voz de Fabiana se quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Manuel, habiéndola tratado como a su propia nieta durante más de dos años, tenía un vínculo afectivo con ella, y al verla llorar, suavizó su expresión. "Está bien, ya que estás aquí."

Los ojos de Fabiana se humedecieron aún más, y giró hacia Manuel llamándolo: "Abuelo." Lorenzo frunció el ceño: "¡Abuelo!"

Manuel tosió y luego miró a Fabiana: "Mejor llámame Sr. Manuel." Fabiana no siguió su sugerencia, sino que lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

Manuel se giró, intentando acostarse de nuevo. Fabiana rápidamente lo ayudó, quitando la almohada de detrás de él y con cuidado lo ayudó a recostarse. Manuel no pudo evitar mirarla.

Fabiana, con una expresión tranquila y cuidadosa, ayudó a Manuel a acostarse, su semblante había perdido toda arrogancia anterior, mostrando una serenidad y dulzura que recordaba a la de Amelia. Por un momento, Manuel se quedó mirándola fijamente.

En la habitación del hospital de Fausto.

El doctor continuaba explicando a Dorian la condición de Fausto y los cuidados que debía tener. Amelia estaba acomodando a Fausto para que se recostara, cuando se percató de que era hora de su medicina. La jarra también estaba vacía.

"Voy a llenarla de agua." Dijo Amelia, saliendo con la jarra en mano.

La sala de agua estaba en dirección a la oficina del doctor. Cuando Amelia entró en la sala de agua, se sorprendió al encontrar a alguien más allí, y era Fabiana, a quien había visto en el centro comercial antes del año nuevo, llevando la pulsera de su infancia que Fabiana tenía.

Fabiana acababa de llenar su jarra y estaba a punto de irse cuando se encontró con Amelia. Ambas se detuvieron, sus miradas se cruzaron en el aire. Amelia vio precaución y evaluación en los ojos de Fabiana. No saludó, simplemente pasó junto a Fabiana hacia el dispensador de agua, abriendo el grifo. Fabiana tampoco saludó y se marchó con su jarra.

Amelia llenó su jarra rápidamente y, al salir, vio que Fabiana también se dirigía hacia la habitación de un paciente en la dirección de la suya. Observó cómo Fabiana entraba en la habitación justo enfrente de la de Fausto. La puerta de la habitación estaba abierta, y ella no la cerró al entrar. Al pasar por la habitación de Manuel, Amelia instintivamente miró hacia adentro.