Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 872

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Cuando Dorian levantó la vista, también vio a Manuel y Lorenzo, pero solo les echó una mirada tranquila antes de apartar la vista y presionar el botón para cerrar la ventana del auto. La ventana se cerró lentamente.

Manuel y Lorenzo no se acercaron para interrumpir; tampoco se atrevieron. Era la primera vez que veían a Amelia derrumbarse y llorar desconsoladamente, y sus sentimientos eran difíciles de describir.

Aunque no sabían mucho sobre los últimos veinte años de la vida de Amelia, sus lágrimas y su llanto incontrolable revelaban toda su angustia y desesperación. Manuel tenía los ojos enrojecidos, y Lorenzo también tenía los ojos húmedos. El llanto de Amelia golpeaba como un martillo en su corazón.

Lorenzo recordó de repente la primera vez que conoció a Amelia. Fue cuando fue a Zúrich a buscar a Dorian y se encontró con ella en la entrada del ascensor del hotel cuando ella estaba a punto de irse. En ese momento, aunque sintió una vaga familiaridad, no relacionó a Amelia con Amanda.

Después, en los breves encuentros que tuvieron, no fue amable con ella, e incluso fue algo hostil. Nunca la consideró realmente como la esposa de Dorian, especialmente después de escuchar sobre los problemas en la casa de sus padres adoptivos y su matrimonio apresurado con Dorian. Instintivamente, la clasificó como una mujer astuta, pensando que pertenecía a un mundo diferente al suyo.

Entre todos los que habían lastimado a Amelia, él también era uno de ellos.

El llanto de Amelia se fue apagando gradualmente. Aunque no levantó la cabeza, comenzó a sollozar suavemente, tratando de calmarse. Dorian no dijo nada para interrumpirla; solo la abrazó y le acarició la espalda en silencio para consolarla.

Después de un rato, el sollozo de Amelia también se detuvo. Quizás después de desahogarse, se sintió más tranquila. Al recordar cómo se había derrumbado y llorado como una niña, levantó la cabeza con una expresión algo avergonzada y evitó la mirada de Dorian.

Dorian levantó suavemente la mano y le secó las lágrimas poco a poco, preguntándole en voz baja: "¿Te sientes mejor?"

Amelia asintió tímidamente: "Sí". Aún evitaba mirarlo, sintiéndose un poco avergonzada por haber llorado.

Dorian sonrió levemente y no mencionó más el tema, solo inclinó la cabeza y le dio un suave beso en los labios. Amelia se tensó un poco, pero no se apartó. En cambio, lo miró a los ojos y vio en ellos una leve compasión, lo que suavizó su corazón y la hizo responder al beso.

"Ya estoy bien," murmuró contra sus labios, "no te preocupes."

"Sí," respondió Dorian suavemente, besando sus labios con calma. Mientras la besaba, le dijo: "Siempre tendrás a Serena y a mí, pase lo que pase, siempre estaremos contigo."