Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 965

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El Estudio de Arquitectura Sebastián probablemente era una de esas empresas donde la cultura de trabajar horas extras estaba muy arraigada. Al ver que Amelia se preparaba para irse en cuanto llegaba la hora de salida, Martina, que justo salía a tomar agua de la oficina, la detuvo:

"¿Qué hora es? ¿Ya te vas?"

"Ya es hora de salir," explicó Amelia. "He terminado mi trabajo de hoy."

"Entonces revisa este proyecto de diseño." Mientras hablaba, Martina ya se había girado para tomar un documento de su escritorio y lo lanzó a Amelia. "Es un proyecto del Grupo Sabín que se ha paralizado, una gran hacienda estilo republicano que tiene algunos pequeños problemas durante la construcción que necesitan ser resueltos. Tienes experiencia en este tipo de proyectos, así que te encargarás de ello."

Amelia la miró, confundida: "¿Por qué no buscar al diseñador original?"

Normalmente, cualquier problema durante la construcción de un proyecto se discutiría con el diseñador original, ya que son quienes mejor entienden su propia obra.

"Quizás hubo algún desacuerdo, quién sabe. La privacidad del cliente no es algo que podamos indagar," dijo Martina. "El encargado por parte del cliente es amigo del Sr. Sebastián. Nos pasaron este proyecto justo antes de fin de año, pero por alguna razón el cliente pausó la construcción poco después, así que ha estado en espera sin resolverse. El Sr. Sebastián acaba de pasar y me dijo que el encargado del cliente ha venido, está en la sala de reuniones. Échale un vistazo rápido al proyecto, en cinco minutos acompáñame a la sala de reuniones para discutirlo un poco."

Después de dudar un momento, Amelia asintió: "Está bien."

Amelia volvió a sentarse frente a su computadora, abriendo el archivo de diseño. Al ver las palabras "Hacienda Bosquemar", se detuvo de repente, sintiendo como si algo le cruzara la mente, acompañado por un intenso dolor de cabeza que le era familiar.

Instintivamente, llevó su mano a la frente.

Juana, que estaba cerca, notó su malestar y la miró preocupada: "¿Estás bien?"

Amelia negó con la cabeza, presionando su frente, intentando calmar el malestar causado por las imágenes que invadían su mente.

Juana soltó un "ah" y, aunque parecía desinteresada, revolvió entre las cosas de su escritorio hasta encontrar un roll-on de aceite esencial y lo dejó en el escritorio de Amelia con un golpecito.

"Ni idea si esto sirva, pero pruébalo." Dijo. "A mí me ayuda a despertar cuando me siento adormilada. Ve si te funciona."

"Gracias."

Agradecida, Amelia aceptó el gesto poco común de amabilidad de Juana, aplicó un poco del aceite en sus sienes y le devolvió el roll-on con otro agradecimiento.